16 de Septiembre de 2011 – El presidente de los Estados Unidos, Barak Obama, decidió no aplicar sanciones comerciales a la empresas islandesas vinculadas a la matanza de ballenas de aleta, a pesar que las operaciones balleneras amenazan los esfuerzos internacionales para conservar a estos gigantes marinos.
El pasado 20 de julio el secretario de comercio de Estados Unidos, Gary Locke, certificó a Islandia, bajo la enmienda Pelly debido a la indiscriminada matanza y comercialización de ballenas de aleta, una especie clasificada En Peligro por la Unión Mundial para la Conservación de la Naturaleza (UICN). A partir de entonces el presidente tenía sesenta días para aplicar sanciones, entre las que se incluían el cierre de importaciones a productos islandeses de empresas vinculadas a la matanza de ballenas en el país nórdico.
Sin embargo y al igual que en oportunidades anteriores, los EE.UU., optó por ordenar a los Departamento de Estado y de Comercio mantener las actividades balleneras islandesas bajo revisión y solicitar al gobierno de Reykjavik abstenerse de continuar con las operaciones balleneras.
Para Elsa Cabrera, directora ejecutiva del Centro de Conservación Cetacea de Chile “la inutilidad de este tipo de advertencias que finalmente no se cumplen quedan evidenciadas en la reciente exportación de carne de ballena de aleta desde Islandia a Japón, por lo que encontramos decepcionante que una vez más EE.UU., no adopte medidas efectivas para detener estas matanzas ilegales”.
En comunicado oficial de la presidencia de los EE.UU., Obama afirma que “no dirigiré acciones a la Secretaría del Tesoro para imponer sanciones comerciales a los productos islandeses por las actividades balleneras que llevaron al Secretario de Comercio a certificar a Islandia”. Por el contrario, Obama sólo se limitó a direccionar a los oficiales a considerar la pertinencia de viajar a Islandia con el fin de abordar el tema ballenero y mantenerlo bajo revisión.
Esta no es la primera vez que EEUU amenaza a las naciones balleneras con aplicar sanciones comerciales. En 2004 el gobierno del ex presidente G.W. Bush certificó de manera similar tanto a Islandia como a Japón pero nunca llegaron a concretarse sanciones significativas.
Para Juan Carlos Cárdenas, director ejecutivo del Centro Ecoceanos, “resulta paradojal que el gobierno de EE.UU., actúe débilmente frente a la creciente presión de los intereses balleneros internacionales. Esto le otorga impunidad a las naciones balleneras y un aval para que países como Islandia y Japón continúen con su política de hechos consumados . En este escenario internacional se valora aún mas el papel que están jugando el bloque de países conservacionistas latinoamericanos organizados en el Grupo Buenos Aires y las organizaciones ciudadanas de la región”.
Complejo Escenario para las Ballenas
La respuesta de Obama refleja el complejo panorama que enfrenta la nación norteamericana frente a la próxima reunión de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) – que se reunirá el próximo año en Panamá – ya que requieren asegurar el apoyo del 75% de los miembros de la CBI para renovar las cuotas de captura de “caza aborigen” que son otorgadas a ciertas comunidades de Alaska. Las cuotas de caza aborigen, que se renuevan cada cinco años, han sido utilizadas por las naciones balleneras durante la última década para presionar a EE.UU., y fortalecer sus intereses balleneros al interior de la CBI. Como resultado, la posición históricamente conservacionista de la nación norteamericana se ha debilitado progresivamente.
Al respecto, José Truda Palazzo, ex-Comisionado de Brasil ante la CBI y representante de CCC-Brasil, agregó que, “lamentamos que EE.UU., no ejerza su protagonismo y liderazgo global en temas en defensa de las ballenas. Al parecer el gobierno norteamericano está más preocupado en garantizar su propias operaciones balleneras en Alaska que en respetar la voluntad de la inmensa mayoría de su población que en reiteradas oportunidades ha solicitado acciones concretas contra estas matanzas”.
El debilitamiento crónico de EE.UU., en materia de conservación de ballenas quedó en evidencia en 2010 cuando la administración de Obama avaló y presionó agresivamente a la CBI para aprobar una propuesta ballenera que hubiera eliminado la moratoria sobre la caza comercial de ballenas y legitimado la matanza de ballenas en áreas de protección especial, como el santuario de ballenas del Océano Austral. Sin embargo, la propuesta fue duramente criticada y finalmente fue rechazada por la mayoría de los miembros de la CBI.
Respecto a la falta de acciones concretas para detener las matanzas los ambientalistas concordaron que “la falta de acción de los EE.UU., es una de las principales razones de la continuidad de prácticas balleneras ilegales de parte de naciones desarrolladas como Japón, Islandia y Noruega”.