06 de enero de 2010 – El creciente conflicto generado por la denominada “caza científica” de ballenas que realiza el gobierno de Japón ha llegado a su punto más álgido con el hundimiento por parte de la flota ballenera japonesa en aguas de la Antártica de la embarcación ecologista “Ady Gil” de la organización Sea Shepherd (Pastor de los Mares).
La colisión del ballenero “Shonan Maru 2” sobre la embarcación “Ady Gil”, se produjo en medio de acusaciones de espionaje japonés en territorio australiano, orientado a ubicar la posición geográfica de las naves que integran la flota de la organización ecologista Sea Shepherd en aguas del Océano austral, la cual hasta ayer estaba compuesta por el “Steve Irwin”, “Bob Barkery” y la malograda “Ady Gil”.
Desde diciembre pasado, la flota ballenera nipona se encuentra en las aguas del Santuario de Ballenas del Océano Austral, con el fin de matar cerca de mil ballenas minke antártica, 50 ballenas de aleta y 50 ballenas jorobada.
Las operaciones balleneras se realizan a pesar que la Comisión Ballenera Internacional (CBI), el organismo encargado de la conservación de estas especies, ha adoptado más de treinta resoluciones llamando a Japón a detener los denominados programas de “caza científica” de ballenas y que actualmente se encuentra en un proceso de negociación orientado a definir el futuro de este organismo internacional.
Aumentan Críticas Australianas Sobre Accionar de Japón
La reacción en Australia, uno de los principales países afectados por la caza de ballenas en el Océano Austral, frente al hundimiento del “Ady Gil” no se ha hecho esperar. Las crecientes críticas relacionadas por la falta de acciones legales en contra del gobierno japonés aumentaron, luego del incidente que providencialmente no cobró ninguna de las seis vidas humanas que iban a bordo de la nave de 24 metros de longitud.
Las quejas australianas apuntan a que el actual gobierno prometió eliminar la caza de ballenas en el Océano Austral antes de ser elegido hace poco más de dos años. Desde entonces no ha implementado ninguna acción legal contra Japón en la corte internacional.
Tanto Japón – a través del Instituto de Investigación de Cetáceos (ICR en inglés) – como Sea Shepherd han emitido comunicados culpándose mutuamente de la colisión.
El Silencio de los Gobiernos de la CBI: Cómplice de la “Diplomacia Del Arpón”
Sin embargo, para diversas organizaciones ambientalistas, los verdaderos responsables de este incidente son los gobiernos que integran la Comisión Ballenera Internacional, ya que su silencio está permitiendo, fuera de todo control internacional, la matanza de más de mil ballenas en aguas del Santuario de Ballenas del Océano Austral, así como el sostenido boicot japonés a las actuales negociaciones para la modernización de la CBI.
Para Elsa Cabrera, directora ejecutiva del Centro de Conservación Cetacea, “la caza científica de ballenas tiene un sólo lugar donde debe resolverse y es al interior de la CBI. Sin embargo, la falta de acción de los gobiernos frente a los continuos abusos cometidos por Japón al interior de ese organismo multilateral, está generando que este conflicto internacional se traslade al continente antártico, colocando en riesgo no sólo vidas humanas y la estabilidad del ecosistema antártico, sino que a la gobernabilidad en dicha área dedicada a la paz, la conservación y la ciencia”.
Por su parte Juan Carlos Cárdenas, director ejecutivo del Centro Ecoceanos afirmó que “con esta criminal acción, los balleneros japoneses piensan que la Antártica es su “far west”, donde pueden cazar y amenazar impunemente la vida de quienes se oponen”.
Cárdenas indicó que los gobiernos que integran la CBI no pueden continuar con su silencio. “Llamamos a la ciudadanía mundial a manifestarse para aislar a Japón, y a los gobiernos latinoamericanos a encabezar una queja diplomática junto a los países ribereños del hemisferio sur” concluyó Cárdenas.
Por su parte, José Truda Palazzo, del Centro de Conservación Cetacea/Brasil y ex Comisionado de dicho país ante la CBI, declaró que “la escalada de violencia de parte de los balleneros ilegales japoneses en Antártica es un reflejo directo de la omisión de los países de la CBI en condenar de manera fehaciente a Japón y adoptar medidas efectivas en contra de una temporada más de robo de las ballenas del hemisferio sur por parte de ese país lejano, que no respeta ni los intereses de nuestras naciones ni el derecho internacional”.
Truda Palazzo agregó que “con esos hechos Japón se burla del proceso de negociación diplomática en la CBI, y es hora de que los países latinos reevalúen su participación en el mismo”.
Flota Ballenera Japonesa: Bomba de Tiempo Política y Ambiental
Este no es el primer incidente que involucra a la flota ballenera nipona. En 2007 el buque factoría “Nisshin Maru” se incendió accidentalmente causando la muerte de un tripulante y deshabilitando el funcionamiento de la Nave, que quedó a la deriva por 13 días en aguas antárticas, con más de mil toneladas de combustible y sustancias químicas.
Adicionalmente, el año pasado un tripulante japonés murió al caer accidentalmente desde una de las embarcaciones balleneras a las heladas aguas antárticas, sin que la tripulación de diera cuenta hasta varias horas después.
Al respecto, los ambientalistas concluyeron que “como parte del proceso de negociación, esperamos que la CBI adopte pronto medidas efectivas para detener la caza científica de ballenas, antes que tengamos que lamentar la pérdida de más vidas en aguas antárticas por la incapacidad de este organismo de resolver de manera efectiva los conflictos generados por la flota ballenera japonesa en el Océano Austral.”
Fuente: CCC, Ecoceanos, Sydney Morning Herald