Investigadores de la Universidad de Stanford (EE.UU.) encontraron que las ballenas azules y otras especies de cetáceos mayores consumen enormes cantidades de partículas de microplásticos.
Los microplásticos son partículas no más grandes que un grano de arena y se originan a partir de la degradación de grandes objetos de plástico en el mar (fibras sintéticas, neumáticos, abrasivos industriales, pellets, redes de pesca, etc.) o directamente de productos producidos por la industria cosmética y de higiene personal.
Los investigadores evidenciaron que casi todos los microplásticos consumidos por las ballenas no provienen del agua que engullen al atrapar a sus presas sino directamente de su alimento. Esto porque estas pequeñas partículas son también consumidas por especies como el kril, un crustáceo similar a un camarón, que es el principal alimento de las ballenas azules.
De acuerdo con el estudio realizado fuera de la costa de California (EE.UU), esta especie sería la más afectada ya que consumiría un estimado de 10 millones de partículas de microplásticos al día. También se estima que las ballenas jorobadas, que se alimentan principalmente de arenques y anchovetas, consumen 200 mil partículas de microplásticos al día. Y la ballena de aleta, la segunda especie más grandes después de la azul y cuya dieta comprende tanto krill como peces, ingiere entre 3 a 10 millones de microplásticos diariamente. Estas cifras pueden ser mayores en áreas donde la contaminación por microplásticos es más severa.
De acuerdo con los investigadores, los resultados son preocupantes porque sugieren que las ballenas no estarían recibiendo todos los nutrientes necesarios para mantenerse saludables. Para averiguarlo, el grupo de científicos estudiará los niveles de nutrientes y masa en el kril y peces del área de estudio.
Este es el primer estudio que relaciona la vida de las ballenas con contaminación por microplásticos, una creciente amenaza que se suma a la contaminación acústica, química y biológica del océano.
Plástico, Un Problema Gigante
El plástico es una de la mayores fuentes contaminantes del planeta y su producción sólo continúa aumentando. En 2017 se produjeron 348 millones de toneladas de plástico y se espera que esta cifra se duplique para 2040. Para enfrentar esta amenaza en marzo de 2022 el pleno de la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente adoptó una resolución para avanzar hacia la creación de un instrumento internacional jurídicamente vinculante que busca acabar con la contaminación por plásticos. Sin embargo, aún se encuentra en proceso de negociación y se espera que recién a finales de 2024 los países comiencen su proceso de ratificación.
Fuente: Stanford News