Durante el invierno austral se produce frente a las costas de Ecuador un ritual milenario. Tras navegar miles de kilómetros desde la Antártica, cientos de ballenas jorobadas comienzan a arribar por estos meses a las cálidas aguas tropicales de Puerto López, para reproducirse y dar a luz a una nueva generación de estos mamíferos marinos.
Su llegada es motivo de celebración para esta comunidad costera localizada a 190 kilómetros al noroeste de Guayaquil que florece y se desarrolla gracias a la presencia de las ballenas jorobadas. La importancia de estos gentiles gigantes queda plasmada en cada espacio de esta ciudad. Hostales, hoteles, restaurantes, calles, plazas y escuelas recuerdan a las ballenas en nombres, esculturas y murales artísticos que promueven su conservación.
Antes que el lugar se destacara por la presencia de las ballenas jorobadas, Puerto López era un pequeño caserío de pescadores artesanales. Dos décadas más tarde la ciudad de poco más de 20 mil habitantes es uno de los principales destinos turísticos del Ecuador, siendo declarada recientemente por el gobierno ecuatoriano como Área Turística Protegida o ATP.
“Es por las ballenas”, es la breve pero asertiva respuesta de la Dra. Cristina Castro, bióloga ecuatoriana y directora de la Fundación Ballenas del Pacífico quien durante los últimos 17 años ha estudiado a las ballenas jorobadas en Ecuador y trabajado junto a la comunidad en el posicionamiento de Puerto López como destino mundial del avistaje de ballenas de alta calidad.
Castro relata que el creciente número de visitantes que llegan para ver las ballenas ha permitido el florecimiento de un sin número de emprendimientos turísticos que han beneficiado directamente a los habitantes de Puerto López. Y para celebrarlo desde hace 16 años el Municipio efectúa durante dos días (y sus respectivas noches) del mes de Junio el Festival Anual de las Ballenas Jorobadas.
Desde el primer festival en 1998, el número de turistas que llegan a Puerto López entre junio y septiembre con el objetivo de observar a estos grandes cetáceos ha aumentado de cuatro mil a 40 mil en 2013. Desde entonces el número de operadores de turismo de avistaje de ballenas aumentó de dos a 21, la planta de establecimientos turísticos creció un 600 por ciento y la ciudad ha experimentado un crecimiento acelerado que busca satisfacer las demandas de los turistas.
Con el fin de evitar los impactos negativos de un crecimiento desordenado que pudiera amenazar la consolidación de Puerto López como destino mundial de avistaje de ballenas de alta calidad el gobierno ecuatoriano declaró el pasado 15 mayo a esta zona como Área Turística Protegida (ATP). Entre otros, la zona incluye un plan de reordenamiento territorial con el fin de “proteger la línea visual desde la vía, evitar la alteración del ambiente natural y la ubicación de elementos no compatibles con la actividad turística”.
Pero las medidas para proteger este importante destino de avistaje de ballenas, que en 2013 aportó a Puerto López ingresos por más de diez millones de dólares, no se detienen allí. En mayo pasado cuatro ministerios (Turismo, Medio Ambiente, Obras Públicas y Defensa) firmaron un acuerdo para regular las actividades de observación de ballenas con el fin de proteger a los animales, el ecosistema marino y a los turistas. La importancia de las ballenas para el Estado ecuatoriano queda claramente reflejado en el texto del acuerdo que afirma que “la promoción de la observación de ballenas como una alternativa de uso sustentable frente a la cacería comercial es la principal razón por la que Ecuador se adhirió a la Comisión Ballenera Internacional y en cuyo seno en reiteradas ocasiones ha expresado su derecho de hacer uso de este recurso a través de la observación, por los beneficios económicos, sociales y ambientales que representa para las comunidades de la costa de Ecuador.”
Son estos beneficios los que en 2008 también llevaron a Ecuador a brindar nacionalidad a las ballenas jorobadas – que como afirma Castro – “se hacen y nacen” en las cálidas aguas de Puerto López. La especialista relata que la iniciativa nació como una forma de fortalecer la protección de estas ballenas frente a la creciente presión de Japón para reanudar la matanza comercial de ésta y otras especies de ballenas en el hemisferio sur. La Fundación Ballenas del Pacífico cuenta con un importante catálogo de foto identificación individual de ballenas jorobadas que ya supera los 1,400 individuos. “Al nacionalizar las ballenas que nacen en aguas ecuatorianas éstas quedan protegidas cuando migran a la Antártica para alimentarse durante el verano austral,” agrega la investigadora.
Durante el último Festival de las Ballenas Jorobadas, realizado el pasado 20 y 21 de Junio en la playa de arena fina de Puerto López, más de una decena de ballenas jorobadas nacionalizadas ecuatorianas fueron apadrinadas por autoridades, representantes del mundo cultural y artístico, así como del empresariado y la sociedad civil, incluyendo la ONG chilena Centro de Conservación Cetacea. Todos los padrinos se comprometieron a trabajar activamente por la protección de estos cetáceos tanto a nivel nacional como internacional, así como apoyar el desarrollo turístico de Puerto López.
De esta forma el futuro de Puerto López se vislumbra auspicioso, no sólo para las ballenas que continuarán arribando año a año para perpetuar su ritual de amor y de vida, sino también para el bienestar económico y social de su gente, la conservación de sus paisajes, la protección de su biodiversidad y el resguardo de su milenaria riqueza cultural.
Sin duda un valioso ejemplo que vale la pena conocer y replicar en varias comunidades costeras de Chile que presentan un increíble potencial para el desarrollo del turismo comunitario de avistaje de fauna marina pero que todavía carecen del apoyo político necesario para asegurar el resguardo a largo plazo de las riquezas culturales, naturales y paisajísticas de estos destinos.
Por: Elsa Cabrera, directora ejecutiva del Centro de Conservación Cetacea