El ministro de Relaciones Exteriores de Nueva Zelanda, Murray McCully afirmó durante una reciente visita a Japón con motivo de la APEC que los neozelandeses estarán “observando la flota ballenera” que operará durante los próximos meses en el Santuario de Ballenas del Océano Austral con el fin de matar más de mil ballenas, incluyendo ballenas de aleta que se encuentran clasificadas En Peligro.
A pesar que McCully evitó pronunciarse a favor de la demanda que Australia mantiene contra Japón en la Corte Internacional de Justicia por la denominada “caza científica” de ballenas, si declaró que están realizando un completo proceso de consulta antes de adoptar una posición final.
Las declaraciones las realizó luego que el ex comisionado de Nueva Zelanda ante la Comisión Ballenera Internacional (CBI), Geoffrey Palmer, afirmará públicamente la semana pasada que la demanda australiana podría “ocasionar más daños que beneficios y eliminar la posibilidad de reducir la matanza de ballenas a través de canales diplomáticos”.
Palmer, quien dejó su cargo ante la CBI, fue uno de los principales gestores de la fracasada propuesta ballenera que pretendió eliminar la moratoria sobre la caza comercial de ballenas y legitimar la denominada “caza científica” de ballenas en los santuarios creados por la CBI a cambio de una supuesta reducción del numero de ballenas cazadas por Japón, Islandia y Noruega.
La propuesta fue rotundamente rechazada por la CBI debido a la falta de voluntad de las naciones balleneras de reducir significativamente el número de ballenas cazadas y respetar la moratoria vigente sobre el comercio internacional de productos de ballena, entre otros factores.
Respecto a la próxima matanza de ballenas que Japón llevará a cabo en el Santuario de Ballenas del Océano Austral, el ministro de Relaciones Exteriores de Nueva Zelanda le advirtió a su homólogo japonés que incluso si Japón decide reducir voluntariamente el número de ballenas cazadas esta temporada “muchos neozelandeses van a estar molestos. Y Japón lo sabe”.
McCully también se reunió esta semana con el ministro de relaciones exteriores de Australia, Kevin Rudd, ocasión durante la cual se abordó la demanda de Australia ante la Corte Internacional de Justicia contra Japón por la denominada “caza científica” de ballenas. Al finalizar el encuentro McCully afirmó que “Estamos dispuestos a entender la posición de Australia antes de adoptar una decisión sobre hacernos parte de los procedimientos contra Japón en la Corte Internacional de Justicia”, dejando abierta la posibilidad de unirse a la acción legal.
A pesar que McCully aseguró a Rudd que su gobierno se opondrá a las operaciones balleneras realizadas por Japón en la zona de búsqueda y rescate de su país, agregó que “todavía no contemplamos la intervención de naves patrulleras”.
McCully concluyó que habría que persuadir a Japón de abandonar la caza de ballenas por no ser viable en el mediano plazo. Esto porque durante los próximos cinco años la flota ballenera nipona se debe modernizar si desea seguir operando en el Santuario de Ballenas del Océano Austral y el número de ballenas cazadas tendría que aumentar considerablemente para que la actividad fuera económicamente viable. Los costos políticos asociados al rechazo mundial a las operaciones balleneras podrían ser demasiados altos para la última nación ballenera de aguas distantes.
Fuente: TVNZ, NZMH, The New Zealand Herald, The Sydney Morning Herald, CCC