Menu Close

Ante declinante consumo interno, Japón promueve comida chatarra hecha de cetáceos

Aunque Japón argumenta que la caza y consumo de carne de cetáceos (delfines y ballenas) forma parte de su cultura y tradición milenaria, el declinante apetito nipón por estos mamíferos marinos está obligando al mercado a occidentalizar los productos generados a partir de cetáceos.

Así lo demuestra el festival de la ballena en Kyonan, donde la asociación de mercaderes está intentando elevar el consumo de cetáceos comercializando “hot dogs” o perros calientes preparados a partir de zifios, quizás las especies menos conocidas de la familia de los cetáceos.

De acuerdo a la Agencia de Pesca de Japón, en 2008 la nación asiática habría capturado 102 zifios de Baird. Al igual que los cerca de 20 mil delfines cazados al año en Japón, estas matanzas se realizan fuera del control de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) ya que ni los zifios ni los delfines se encuentran incluidos en los anacrónicos estatutos de este organismo internacional, los cuales fueron redactados hace más de 60 años.

Esta no es la primera vez que se realizan esfuerzos para revitalizar el consumo de carne de cetáceos en Japón. Ya en la década de 1950, el gobierno de Japón financió la entrega de carne y productos de cetáceos a las escuelas municipales con el fin de asegurar su consumo de parte de futuras generaciones, una práctica que está siendo nuevamente llevada a cabo por el Instituto de Investigación de Cetáceos (ICR), el organismo encargado de realizar los denominados programas de “caza científica” en el Pacífico Norte y Santuario de Ballenas del Océano Austral en la Antártica. Esto a pesar de las crecientes evidencias científicas sobre los altos niveles de toxinas – como mercurio, bifenilos policlorados y contaminantes orgánicos persistentes, entre otros – que se almacenan en la grasa, los tejidos y los órganos de estas especies.

Durante el trascurso de 2010 la matanza “científica” de la flota ballenera nipona alcanza casi las 800 ballenas. Debido a que Japón abusa de un resquicio legal de la CBI, las “capturas científicas” también se realizan sin ningún control por parte de la comunidad internacional, evidenciando la urgente necesidad de avanzar hacia la modernización de la Comisión Ballenera Internacional.

Fuente: Japan TimesCCC