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Partió la cacería nipona en el Santuario Ballenero Austral: En medio de duras críticas Japón cazará ballenas jorobadas por primera vez desde 1963

Japón, 19 noviembre 2007 – A pesar de las duras críticas de la comunidad internacional, la flota ballenera de Japón zarpó este domingo 18 de noviembre rumbo al Santuario Ballenero Austral, a la caza de 1.035 ballenas de distintas especies, pretextando supuestos “fines científicos”.

La temporada de caza de ballenas con supuestos fines científicos de Japón que se iniciará próximamente en aguas del Santuario Ballenero Austral, busca cazar 50 ejemplares de ballenas jorobadas, una de las especies favoritas para el desarrollo del turismo de avistaje de ballenas. Esta especie se encuentra protegida desde 1963 cuando entró en vigor en los mares del sur una moratoria que se convirtió en prohibición mundial tres años más tarde ya que en esa época apenas quedaban unos 1.200 ejemplares. Desde entonces, sólo se ha permitido a algunas tribus aborígenes del Caribe cazar una o dos ballenas jorobadas al año dentro de lo que se conoce como caza de subsistencia aborigen. Gracias a esta prohibición, la población de ballena jorobada se sitúa actualmente entre los 30 y 40 mil individuos, pasando de ser una especie en “peligro de extinción” a “vulnerable” dentro de la lista que elabora la Unión Mundial para la Conservación. Sin embargo, esta cifra representa sólo un tercio de la población existente antes de la ballenería comercial.

Entonando la canción “Popeye el marino soy” y brindando con latas de cerveza, los marineros nipones se aprestaban a zarpar en las seis embarcaciones comandadas por el buque Nisshin Maru de 8.044 toneladas, que partieron desde el puerto de Shimonoseki, al oeste de Japón, mientras sus familiares agitaban banderas con dibujos de ballenas sonrientes, en medio de una polémica que podría acarrearle al Gobierno Japonés más de algún conflicto diplomático.

Durante esta misión, los nipones se proponen atrapar además, 935 ballenas minke antártica, 50 ejemplares de ballena de aleta, el segundo animal más grande del mundo después de la ballena azul y cuyo estado de conservación es desconocido; y 50 ballenas jorobadas pertenecientes a una población en peligro que es utilizada comercialmente con fines turísticos a través del avistaje de ballenas.

Esta es una de las razones por las que el Gobierno de Australia se encuentra protestando contra la inclusión de las ballenas jorabadas en el objetivo de la expedición, ya que este animal, de hasta 40 toneladas de peso, atrae cada año a un millón y medio de personas que acuden a aguas australianas para contemplar sus migraciones y disfrutar de sus sus espectaculares saltos sobre el agua. Si la flota japonesa tiene éxito en su campaña, el año próximo no verán a 50 de estas ballenas jorobadas.

Para Elsa Cabrera, directora ejecutiva del Centro de Conservación Cetacea y especialista en temas balleneros “la caza con supuestos fines científicos de Japón constituye una amenaza para la efectiva conservación de las poblaciones de ballenas del hemisferio sur que son utilizadas de manera compartida por diversos países, a través del turismo de avistaje de estos mamíferos marinos”.

Japón, que asegura que la caza de ballenas es una tradición cultural, abandonó la actividad con propósitos comerciales en virtud de la moratoria internacional adoptada por la Comisión Ballenera Internacional, en 1986. Sin embargo, desde 1987 ese país ha matado casi 10.500 ballenas bajo la denominada “caza científica”. A pesar del número de ballenas capturadas, los programas “científicos japoneses” han sido calificados por destacados científicos internacionales como “pobremente diseñados y responsables de perjudicar la confianza pública sobre la legitimidad de la ciencia como entidad consejera de políticas de conservación y administración marina”.

Para Cabrera, “la escalada ballenera de Japón en el Océano Austral requiere que los países de la región articulen políticas y estrategias tendientes a detener y eliminar operaciones de caza injustificadas que sólo buscan beneficiar a un país ultra desarrollado, en desmedro de cientos de comunidades que legítimamente se benefician social, ambiental y económicamente del uso no letal de estos mamíferos marinos.”

 

Fuente: ABC.esCCC.