En 1946 catorce países, entre los cuales se cuenta Chile, se unieron con la intención de regular las operaciones balleneras industriales debido a que las poblaciones de grandes cetáceos estaban disminuyendo precipitadamente. Desde entonces, la Comisión Ballenera Internacional(CBI) es el organismo encargado de la administración y conservación de las poblaciones de ballenas a nivel mundial. Sin embargo el enfoque de estos objetivos ha evolucionado radicalmente a lo largo de los años, desde una visión corto placista y extractiva, a una que busca la sustentabilidad a largo plazo del recurso ballenas a través de su utilización mediante metodologías no letales.
En este sentido, países como Argentina, Brasil, México, Perú y Chile han jugado – en mayor o menor medida – un rol significativo en este cambio, apoyando la adopción y mantención de la moratoria sobre la caza comercial de ballenas y participando activamente en la creación de santuarios balleneros.
COMITÉ DE CONSERVACIóN
Uno de los ejemplos de la importancia de la participación regional en la CBI, sucedió el año pasado cuando la Comisión aprobó el establecimiento de un Comité de Conservación gracias a una propuesta presentada por el gobierno mexicano.
El Comité, que estará encargado de recomendar medidas de conservación a los problemas y amenazas que enfrentan actualmente los cetáceos, cuenta con el apoyo de los países suramericanos. Es así como durante la próxima semana, científicos y representantes gubernamentales de Argentina, Brasil, México y Chile se reunirán antes de las sesiones plenarias para participar activamente en los lineamientos sobre su funcionamiento y en el desarrollo de una agenda de conservación. La participación pro-activa de Chile y los otros países del cono sur será esencial para representar los intereses de la región, especialmente en temas tan relevantes como la creación de un fondo de investigación orientado prioritariamente a programas de investigación y conservación para científicos de países en desarrollo.
Para Chile, la participación activa a favor de una agenda de conservación cobra especial importancia considerando la reciente identificación de una zona de alimentación y crianza de ballena azul al sur del país. Este descubrimiento coloca al país en una posición única para la implementación de programas científicos y el desarrollo de actividades de uso no letal, como el Turismo Regulado de Observación de Cetáceos (TROC). Sin embargo también constituye una enorme responsabilidad ya que se trata de la especie de ballena en mayor peligro de extinción en la actualidad.
SANTUARIO BALLENERO AUSTRAL
En 1994, la CBI acordó establecer un Santuario Ballenero en el Océano Austral donde las ballenas están protegidas de las operaciones de caza, conocido como el Santuario Ballenero Austral. Durante la próxima reunión de la CBI, la Comisión deberá revisar la continuación del santuario, oportunidad que será aprovechada por Japón para proponer su eliminación.
La importancia del SBA para Chile y la región es fundamental, ya que brinda protección a especies de ballenas que fueron devastadas por la ballenería industrial, facilita el desarrollo de programas científicos y promueve la biodiversidad al resguardar el frágil ecosistema antártico. La eliminación o debilitamiento del santuario debido a presiones generadas por intereses foráneos surge como una amenaza al legítimo derecho de los países de utilizar el recurso ballenas mediante metodologías no letales. En este sentido, la participación activa del bloque regional a favor de la conservación es esencial para detener las aspiraciones balleneras de Japón en la Antártica y defender la protección de un recurso que al ser altamente migratorio, es compartido por diversos países del hemisferio sur.
Hace una década, Chile jugó un rol fundamental en el establecimiento del SBA. Diez años más tarde, el gobierno chileno no sólo continúa apoyando firmemente su mantención sino que también copatrocina la propuesta de creación del Santuario Ballenero del Atlántico Sur (presentada por Brasil y Argentina) y apoya la propuesta de creación del Santuario Ballenero del Pacifico Sur (presentada por Australia y Nueva Zelanda). De concretarse estas dos iniciativas, todas las aguas del hemisferio sur estarían protegidas de futuras operaciones balleneras.
A pesar que un alto número de países miembro de la CBI actualmente desarrollan actividades de investigación o turismo con ballenas mediante metodologías no letales, ambas propuestas no han podido ser aprobadas por la CBI debido a la presión económica ejercida por Japón sobre un creciente número de países que año tras año adhieren a la Convención para votar en bloque con el gobierno nipón, en lo que se conoce como “compra de votos”.
A pesar de esta situación, los esfuerzos por concretar las propuestas para la creación de nuevos santuarios continúan aumentando. El pasado 14 de Junio el presidente de Brasil, Luis Ignacio Lula da Silva, envió una carta a sus homólogos mundiales donde destacaba la importancia del uso no letal de las ballenas y el establecimiento del Santuario Ballenero del Atlántico Sur, como una “forma sustentable, ambiental y socialmente correcta de apropiarse de los recursos representados por las especies de cetáceos”.
CAZA CIENTIFICA
Los programas de caza científicadesarrollados por Japón e Islandia han sido duramente criticados por ser innecesarios, anacrónicos y débiles en resultados.
Desde 1987 Japón ha cazado miles de ballenas en aguas del Santuario Ballenero Austral y el Pacifico Norte bajo el alero de supuestos programas científicos, los cuales han sido reiteradamente rechazados por la comunidad internacional ya que son utilizados para mantener activa la flota ballenera y el mercado interno de productos de ballena. Por su parte, Islandia reanudó las operaciones de caza científica en 2003 bajo una fuerte ola de protestas que incluyó una demarche diplomática firmada por más de 20 países en contra del programa de investigación. Un año mas tarde, la falta de un mercado atractivo para comercializar los productos obtenidos, llevó a ese país a reducir el número y las especies de animales cazados.
Recientemente, el gobierno de EE.UU., anunció que certificará a Japón e Islandia bajo la Enmienda Pelly, la cual establece sanciones a los países y flotas pesqueras que no respetan los esfuerzos internacionales de conservación marina.
Durante los últimos años, la Comisión ha aprobado diversas resoluciones que llaman a detener los programas de caza científica. El respaldo de Chile y los países de la región a estas iniciativas ha sido fundamental para fortalecer un bloque latinoamericano conservacionista comprometido con las nuevas tendencias científicas y tecnológicas para el estudio de cetáceos mediante metodologías no letales.
Argentina y Brasil rechazan abiertamente los programas de caza científica, ya que ambos países se han posicionado como líderes latinoamericanos en investigación, conservación y uso sustentable de cetáceos, gracias al desarrollo de investigaciones a largo plazo mediante metodologías no letales.
En este sentido, es importante destacar que la gran diversidad de especies costeras de delfines y ballenas presentes en aguas chilenas, representan un enorme potencial para posicionar al país dentro de los principales destinos mundiales para la investigación y el turismo regulado con cetáceos. Sin embargo, para alcanzar este objetivo con éxito es esencial consolidar una política de estado fuertemente comprometida con la conservación y el uso no letal de las ballenas.
Por: Elsa Cabrera, observadora de Centro de Conservación Cetacea para la 56ta reunión anual de la CBI en Sorrento, Italia.