Canadá. 19 de Agosto de 2002 – El río San Lorenzo ubicado en Canadá, es el hogar de una población de aproximadamente 500 belugas (Delphinapterus leucas), la cual fue devastada en el pasado por las actividades balleneras y que actualmente se encuentra gravemente amenazada por la contaminación generada por las actividades industriales desarrolladas en el área.
Ahora, científicos canadienses se encuentran llevando a cabo una investigación exhaustiva para determinar el daño que produce el ruido generado por las actividades humanas en las belugas del río San Lorenzo, el cual puede llegar a ser tan alto que obliga a estos mamíferos marinos a repetir sus vocalizaciones para lograr comunicarse con entre si.
La investigación realizada por el departamento de Pesca de Canadá, incluye la medición de los niveles de sonido generados por embarcaciones de observación turística y buques de carga que navegan continuamente la zona y que podrían estar ocasionando un daño permanente en el oído de estos cetáceos.
Canarios de Mar
La beluga es una especie perteneciente a los cetáceos que sólo habita las aguas frías del hemisferio norte. También se les llama comúnmente “canarios del mar” debido a que vocalizan frecuentemente. Los expertos afirman que incluso la pérdida parcial de la audición podría ser catastrófica para esta población de belugas ya que al igual que otras especies de cetáceos, el oído es el principal sentido que les permite vivir exitosamente en el medio marino.
De acuerdo Veronica Lesage, investigadora del Departamento de Pesca de Canadá, estudios previos demuestran que cuando las embarcaciones marinas se aproximan a las belugas, el comportamiento de los animales es muy similar al de las personas que se encuentran en un bar tratando de conversar con la música muy fuerte. Al respecto, Lasage afirma que: “las belugas comienzan a repetir las vocalizaciones, primero aumentando el volumen y posteriormente vocalizando en frecuencias más altas con el fin de evitar la banda de sonido donde el ruido es más fuerte”.
En 1983, la población de belugas del río San Lorenzo fue declarada en peligro debido a los altos niveles de contaminantes derramados al medio ambiente las industrias instaladas en la zona. Actualmente, algunos de los deshechos químicos que se encontraban en el río han sido eliminados, pero los efectos de la contaminación continúan y en la actualidad un gran número de belugas presenta tumores cancerosos y daño a su sistema inmunológico y reproductivo.
Turismo Peligroso
Investigaciones iniciadas en los años noventa sugieren otra posible amenaza para esta devastada población. Muchas de las embarcaciones de observación turística y naves de carga que navegan en la desembocadura del río San Lorenzo podrían ser los principales responsables de esta nueva amenaza. Peter Scheifele, científico de la Universidad de Connecticut (EE.UU), señala que los niveles de ruido producidos por embarcaciones turísticas y naves cargueras en el área donde habitan las belugas, son suficientemente fuertes para causar daño temporal y permanente al oído humano. Scheifele afirma que el oído de las belugas es muy similar al de los humanos, por lo que el área debería contar con las mismas regulaciones de seguridad establecidas para los seres humanos.
Por su parte, Lesage agrega que la baja frecuencia de los motores de las naves suele generar ondas de sonido en la misma frecuencia utilizada por las belugas para comunicarse. A pesar que la investigación podría tardar tres años en terminar, Lesage afirma que podría ser necesario establecer nuevas regulaciones en el futuro para las actividades de turismo y comercio en la zona.
La investigación en curso busca determinar con mayor certeza si los cetáceos están enfrentando niveles peligrosos de ruido. La metodología utilizada consistirá en adherir hidrófonos e instrumentos de medición al cuerpo de las belugas mediante copas de succión lanzadas con ballestas. Los instrumentos podrán seguir el desplazamiento de los animales y registrar los cambios en las vocalizaciones cuando se encuentren sometidas a niveles altos de ruido. Esta parte de la investigación se ha visto retrasada por lo menos en un año debido a algunas dificultades. Mientras tanto los investigadores se encuentran determinando los lugares exactos del estuario donde habitan las belugas.
Fuente: The National Post