El mayor peligro para los cetáceos es la contaminación acústica presente en todos los océanos del mundo.
Santiago, 08 de octubre 2008 (CCC News) – Uno de cada cuatro mamíferos corre el riesgo de desaparición total, según la lista roja elaborada por expertos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), que llegaron a esta conclusión tras evaluar a un total de 44.838 especies.
Con la difusión de esta lista roja que indica que el 38% de los animales del planeta se encuentra amenazado, se inauguró el congreso anual de la UICN que se desarrolla entre el 05 y 14 de octubre en Barcelona, España, donde participan más de 7 mil expertos mundiales en temas ambientales.
El informe publicado en la revista Science, indica que las especies más amenazadas son los mamíferos marinos y simios en África y Asia.
La investigadora jefe de la UICN, Jan Schipper, agrega que ballenas y delfines encabezan la lista de mamíferos marinos en peligro de extinción.
Como parte de la actualización de la lista roja de la IUCN, este año, la sub población ballena franca austral de Chile y Perú, fue clasificada como En Peligro Crítico, gracias a la información proporcionada por el Centro de Conservación Cetacea (CCC).
Bárbara Galletti, presidenta de CCC y encargada del área científica, indica que “los resultados recientemente publicados evidencian la necesidad de implementar acciones urgentes que eviten la desaparición de estas especies. En este sentido el santuario de ballenas en aguas chilenas constituye una herramienta fundamental para implementar medidas que nos permitan proteger efectivamente a las especies de cetáceos que navegan por nuestras aguas ya que la sub población de la especie franca austral de Chile-Perú junto con la ballena gris del Pacífico Noroeste (Rusia, Japón y Korea) serían las más amenazadas a nivel mundial”.
Las causas incluyen pérdida del hábitat, polución y cambio climático. De éstas, la contaminación acústica de los océanos afecta gravemente a los cetáceos (ballenas, delfines y marsopas), según el ingeniero y biólogo francés Michel André, director del Laboratorio de Aplicaciones Bioacústicas (LAB) de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), quien participa en el congreso.
Bajo el agua, el caos sonoro se amplifica con el tráfico marítimo, los sonares y las exploraciones submarinas, que afectan gravemente a los cetáceos porque todas sus actividades se basan en la acústica, ya sea para orientarse o para comunicarse. “Todo lo que puede dificultar la propagación de sus propios sonidos o los sonidos que les informan sobre su hábitat les pondrá en peligro”, explicó André.
Hay unos “efectos de enmascaramiento”, cuando, por ejemplo, el ruido del motor de un carguero cubre otros sonidos emitidos por otros cetáceos.
Con su sistema de detección perturbado, pierden el sentido de la orientación y pueden chocar con las embarcaciones o, si están cerca de las costas, quedar varados en las playas.
Según el biólogo, “existen datos que indican que los varamientos en masa de ballenas y cachalotes se debería a su exposición a fuentes sonoras artificiales”. Y agrega que “la deflagración de una explosión, que puede ser de origen militar o civil para seguridad e investigaciones geológicas, es mortal para los cetáceos en un radio de 1 a 2 kms. Por lo tanto es urgente tomar medidas”.
Fuente: Voice of America, AFP, CCC