Islandia, 07 de Agosto de 2003 – El programa de caza científica, presentado por Islandia como un estudio de factibilidad para el futuro diseño de un esquema de muestreo, contempla la captura anual de 100 ballenas minke (Balaenoptera acutorostrata), 100 ballenas de aleta (Balaenoptera physalus) y 50 ballenas sei (Balaenoptera borealis) durante un periodo de dos años.
De acuerdo al gobierno de Islandia, los objetivos del programa contemplan el estudio de la biología y conducta de alimentación de las tres especies de ballenas con el fin de fortalecer las bases de conservación y uso sustentable de los cetáceos.
Algunos biólogos islandeses afirman que el número de ballenas en aguas territoriales estarían afectando las poblaciones de peces al consumir grandes cantidades de peces y krill diariamente, por lo que sería necesario cazar ballenas para aumentar los stocks de peces.
De acuerdo al Ministro de Pesca de Islandia, Arni Mathiesen, las actividades de caza se realizarían entre Agosto y Septiembre de 2003 e incluirían la captura de 38 ballenas minke.
El anuncio realizado ayer, ha generado el rechazo de la comunidad internacional ya que la caza de ballenas se encuentra prohibida mundialmente desde 1986, año en que la Comisión Ballenera Internacional (CBI) acordó establecer una moratoria sobre todas las especies de ballenas debido al colapso de las poblaciones por la sobre explotación comercial.
¿CAZA CIENTFICA O COMERCIAL?
La indignación internacional se debe a que Islandia, al igual que Japón, estarían socavando la moratoria al utilizar un resquicio legal que les permite auto otorgarse cuotas de caza con supuestos fines científicos.
Para la comunidad ambientalista internacional, los programas de caza científica son un pretexto para mantener activo el mercado de carne y productos de ballena. De hecho, Japón comercializa localmente los productos obtenidos a través de programas de caza en el Pacifico Norte y en aguas del Santuario Ballenero Austral.
Por su parte, el comisionado de Islandia en la CBI, Stefan Asmundsson, afirmó el pasado mes de Marzo que su gobierno desarrollaría programas de caza científica con miras a comercializar los productos en el mercado internacional ya que “la caza científica resultaría demasiado costosa si parte de los productos que no son destinados a la ciencia no pueden ser vendidos posteriormente”. Adicionalmente, el Ministro Matthiesen declaró en Abril que el factor más importante en la reanudación de la actividad ballenera es “lograr un acuerdo con Japón para exportar los productos obtenidos a través de la caza científica”.
PROGRAMA DE INVESTIGACIóN INEFICIENTE
La determinación de reanudar las operaciones de caza científica de ballenas también generó duras críticas durante la última reunión de la CBI, realizada el pasado mes de junio en Berlín, Alemania.
Durante dicha reunión, la Comisión aprobó por mayoría de votos una Resolución (Res2003-2) que rechaza los programas de caza científica y llama a las naciones a detener o no iniciar operaciones balleneras.
Adicionalmente, treinta y nueve especialistas del Comité Científico de dicho organismo internacional calificaron la propuesta islandesa como “deficiente en casi todos los aspectos”.
La primera crítica se orienta a la presentación del programa de caza científica como un estudio de factibilidad. De acuerdo a diversos miembros del Comité Científico, Islandia no tendría ninguna necesidad de desarrollar más estudios factibilidad, ya que entre 1986 y 1989 el país nórdico desarrolló operaciones balleneras científicas que deberían haber generado información suficiente. Para los miembros del Comité Científico, calificar el programa como un estudio de factibilidad excluye eficazmente a Islandia de presentar un programa serio que cumpla con los requerimientos mínimos establecidos por cualquier agencia de investigación internacional.
Otra dura crítica al programa de caza tiene relación con el estudio sobre la alimentación de las ballenas, ya que el gobierno islandés todavía no ha publicado los resultados de los programas de caza científica desarrollados anteriormente en las décadas de los 70 y 80s, que supuestamente analizaron el contenido estomacal de 1609 ballenas de aleta y 247 ballenas sei.
Las críticas realizadas por un gran número de miembros del Comité Científico de la CBI indican que la propuesta es ineficiente en casi todos los aspectos, ya que el gobierno de Islandia ha no podido entregar una justificación adecuada sobre el tamaño de la muestra (250 ballenas al año), ni tampoco ha entregado información sobre cómo el trabajo de factibilidad será subsecuentemente evaluado.
El gobierno de Islandia ha declarado que el programa de investigación es necesario para conocer los hábitos alimenticios de las ballenas, pues éstas podrían ser responsables de la disminución de los recursos pesqueros. Sin embargo, el último taller de la CBI sobre la interacción entre ballenas y pesquerías realizado en Julio de 2002 en EE.UU., concluyó que la causa principal del colapso de la industria pesquera es la sobre explotación comercial y no el consumo de las ballenas.
A pesar que la CBI ha acordado un Procedimiento Revisado de Manejo para la administración de futuras operaciones balleneras, éste modelo no se basa en el manejo del ecosistema, consecuentemente ninguna información derivada de los hábitos alimenticios es relevante para la evaluación y manejo de las poblaciones de ballenas acordado por la CBI.
Otros problemas fundamentales del programa islandés incluyen: ausencia de parámetros para la evaluación de los resultados; uso inapropiado de los modelos de ecosistemas; uso selectivo o inapropiado de la información o metodologías para estimar la abundancia de los animales; dependencia innecesaria de metodologías letales; muestreo geográfico inapropiado para el análisis de la estructura poblacional; y evaluaciones erradas sobre el impacto de la caza de ballenas en las poblaciones afectadas por los programas de investigación.
Sobre las poblaciones afectadas, los miembros del Comité Científico afirmaron que no se han desarrollado evaluaciones poblacionales de ballenas minke y de aleta en aguas islandesas, y agregaron que actualmente no existe un acuerdo entre los miembros de dicho Comité sobre la forma de manejar estas poblaciones de ballenas. Adicionalmente, no se ha realizado ninguna evaluación sobre el estado de conservación de las poblaciones de ballenas sei del Atlántico Norte.
Finalmente, los miembros del Comité Científico fueron tajantes en afirmar que la mayoría de los objetivos planteados por el programa islandés no se aplican al sistema de manejo de las poblaciones de ballenas establecidos por la CBI, y agregaron que aquellos objetivos que podrían ser útiles para el manejo de las poblaciones pueden ser obtenidos más eficientemente a través de metodologías no letales ampliamente utilizadas mundialmente.
IMPACTOS NEGATIVOS AL TURISMO ISLANDES
Para la Asociación de Operadores de Turismo de Observación de Ballenas de Islandia (AOTOB), la reanudación de las operaciones balleneras afectarán negativamente el creciente desarrollo de esta actividad en el país.
El turismo es la segunda mayor actividad económica de Islandia después de la industria pesquera. Dentro del desarrollo del turismo islandés, la observación de ballenas es la actividad que ha presentado el mayor crecimiento desde su inicio en 1995.
Sólo en 2002, más de 62 mil turistas (un 30% de todos los visitantes al país) desarrollaron actividades de observación de ballenas en diez comunidades costeras islandesas que se han visto directamente beneficiadas con las ganancias generadas por la actividad.
Tanto grupos ambientalistas como operadores de turismo expresaron su preocupación por los efectos negativos que las operaciones balleneras generaran al turismo islandés.
Miembros de la industria turistica afirmaron que se encuentran profundamente desilusionados porque el Ministro Mathiessen se había comprometido a no tomar ninguna decisión al respecto sin antes consultar a las asociaciones de turismo, pero esto nunca sucedió.
ISLANDIA EN LA CBI
Desde 1989 Islandia no desarrollaba actividades balleneras. Ese año el país nórdico abandonó la Comisión Ballenera Internacional (CBI) en protesta por la moratoria a la caza comercial de todas las especies de ballenas acordada en 1982 por la mayoría de los miembros de la CBI.
Después de varios intentos infructuosos por reintegrarse a la CBI con una reserva a la moratoria que prohíbe la caza comercial de ballenas, en 2002 Islandia fue admitido nuevamente como miembro activo de la CBI durante una reunión especial que se realizó el pasado mes de Octubre de 2002 en Cambridge, Inglaterra.
En aquella oportunidad el representante del gobierno de Islandia declaró que su país no iniciaría actividades de caza comercial de ballenas hasta el año 2006.
Fuente: CCC