Londres, Inglaterra. 19 de Julio de 2002 – El pasado martes 16 de Julio, Islandia importó oficialmente desde Noruega ocho toneladas de carne y grasa de ballena minke (Balaenoptera acutorostrata). Adicionalmente, un informe entregado por la prensa noruega sugiere que las Islas Faroe (Dinamarca) – donde infantes alimentados con carne de ballena actualmente sufren enfermedades como consecuencia de sus altos niveles de contaminación – también planean dar inicio a la importación de productos de ballena desde Noruega.
El primer embarque, descrito como un “aperitivo” partió el martes pasado rumbo a Islandia y se espera que alcance el mercado islandés en un par de semanas. Si bien el comercio es técnicamente legal, conservacionistas y grupos ambientalistas han respondido ante la noticia con fuertes críticas.
Desde 1986, la Convención Sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora (CITES), mantiene una prohibición sobre el comercio internacional de productos de ballena, en concordancia con la moratoria a la caza comercial establecida ese mismo año por la Comisión Ballenera Internacional (CBI). Desde 1993, Noruega ha utilizado un resquicio legal para desafiar la moratoria, y ha continuado la caza comercial de ballena minke para abastecer su mercado local. Debido a que la grasa de ballena no es un producto apetecido en el mercado noruego, actualmente el país nórdico mantiene almacenadas unas 1000 toneladas del producto. Adicionalmente Noruega, Japón e Islandia mantienen una reserva a la prohibición establecida por la CITES, que les permite comercializar productos de ballena entre las tres naciones. Sin embargo, los reales esfuerzos de los países balleneros se orientan a levantar la prohibición internacional, para lo cual regularmente presentan propuestas con este objetivo ante la CITES.
De acuerdo a Sue Fisher, directora de campañas de la Whale and Dolphin Conservation Society, organización inglesa dedicada a la conservación de los cetáceos, “La decisión, de reasumir el comercio internacional de una especie protegida bajo regulaciones internacionales, no sólo desafía abiertamente la posición mundial favorable a la protección de las ballenas, sino que además prioriza los beneficios económicos sobre la salud pública, ya que tanto Noruega como Islandia conocen los altos niveles de contaminación de los productos derivados de ballenas. Incluso Japón los rechaza”.
Japón recientemente rechazó un cargamento de grasa de ballena proveniente de Noruega, debido a los altos niveles de contaminación en las ballenas que excedían los recomendados para los consumidores japoneses.
Durante la 12da Conferencia de las Partes (COP12) de la CITES, a realizarse en noviembre en nuestra capital, nuevamente se presentarán propuestas para levantar la prohibición al comercio internacional de productos de ballena. Japón presentará dos propuestas que buscan reanudar el comercio internacional de ballenas minke y de Bryde. Ambas propuestas contienen estándares de manejo mínimos, muy inferiores al los establecidos por el sistema de supervisión y monitoreo (o Esquema de Manejo Revisado) que actualmente está siendo negociado por la CBI.
Adicionalmente, las propuestas no permitirían a Islandia comercializar legalmente productos de ballena, ya que establecen que el comercio sólo podría realizarse entre los miembros de la CBI. Islandia abandonó la CBI a inicios de la década de los noventa y este organismo internacional ha rechazado en dos oportunidades su reintegración, debido a las condiciones impuestas por dicho país, que le permitirían iniciar la caza comercial de ballenas a pesar de la actual moratoria. Por otro lado, en el caso que Islas Faroe comercializara grasa de ballena con Noruega, también estaría violando las regulaciones establecidas por la CITES, ya que no mantiene una reserva a la prohibición vigente.
Sobre este tema, Nicolas Entrup, de la WDCS declaró “las Partes se preguntarán por qué Noruega no se abstuvo de iniciar las exportaciones, faltando pocos meses para tomar una decisión al respecto durante la 12da Conferencia de las Partes de la CITES. No sería extraño que las Partes omitieran el hecho que las propuestas presentadas por Noruega, ignoran completamente los altos niveles de contaminantes encontrados en los productos de ballena”.
Por su parte, Fisher agregó “sin duda que esta exportación será utilizada para apoyar las propuestas presentadas durante la CITES como “evidencia” que Noruega cuenta con estrictas regulaciones para la futura comercialización internacional a gran escala de productos de ballena. Claramente no es así, pero en realidad esto es irrelevante debido a que Noruega e Islandia podrían continuar comercializando independientemente de la prohibición y sin estar sujetos a ninguna medida reguladora. El hecho que Islandia no cumpla con las condiciones establecidas en la propuesta que será presentada en la COP12 de la CITES, sugiere que esta es la intención de ambas naciones”.
Fuente: WDCS