Los resultados de un reciente estudio acústico publicado en la revista especializada Endangered Species Research, revela la posible identificación de una nueva subespecie de ballena azul en el Océano Índico.
La ballena azul es el animal más grande que ha existido en el planeta. Con una longitud superior a los 30 metros y más de 200 toneladas de peso, estos gentiles gigantes marinos fueron brutalmente diezmados por la caza comercial de ballenas en el siglo XX.
Originalmente estimada en más de 350 mil individuos antes de la ballenería comercial, la población actual de ballenas azul en el mundo se calcula en menos de 25.000. Incluso algunos sostienen que podría ser menor a 10 mil animales. La moratoria sobre la caza comercial de ballenas azul vigente desde 1966 evitó la extinción de la especie. Sin embargo, ésta continúa clasificada En Peligro por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Actualmente existen cinco subespecies de ballena azul documentadas por la ciencia, las cuales habitan distintas regiones del océano: ballena azul del norte, ballena azul Antártica, ballena azul del Océano Índico, ballena azul pigmea y ballena azul chilena. La confirmación de una sexta subespecie sería la primera para estos grandes cetáceos desde que Edward Blyth clasificara a la ballena azul pigmea en 1859. Para confirmar esta nueva clasificación, el equipo científico necesita obtener material genético (como biopsias de piel y grasa), lo cual podría resultar una difícil tarea dada la conducta oceánica de ela especie.
La potencial nueva subespecie de ballena azul se descubrió casualmente mientras el equipo de investigación, liderado por biólogo del Acuario de Nueva Inglaterra (EEUU), Salvatore Cerchio, intentaba grabar las vocalizaciones de ballenas de la elusiva ballena de Omura en la costa de Madagascar.
Ballena azul chilena
Chile también cuenta con una subespecie del animal más grande del planeta. La ballena azul chilena se distingue de otras subespecies de ballena azul por su morfología, vocalizaciones y origen genético. “Sin embargo su estado de conservación es preocupante ya que es una población pequeña, entre 500 a 700 individuos, que no presenta señales de aumento a pesar de la moratoria”, afirma Bárbara Galletti, directora científica del proyecto Alfaguara del Centro de Conservación Cetacea, quien ha estudiado la especie en el noroeste de la Isla Grande de Chiloé desde 2003. Galletti afirma que es necesario aumentar las medidas que protejan a la especie en aguas chilenas, especialmente de colisiones fatales con embarcaciones. “En los últimos años, hemos registrado tres ballenas muertas por esta causa en el área de alimentación, por lo que resulta urgente que la autoridad marítima adopte las medidas correspondientes, como reducir la velocidad máxima de las embarcaciones en las zonas y temporadas de alta concentración de la especie”.
Aliadas ambientales
Cada ballena azul perdida bajo los arpones balleneros, y más recientemente, bajo las crecientes amenazas que ponen en riesgo su futuro, constituye una enorme pérdida para la salud del planeta. Estos gigantes marinos cumplen un papel fundamental en el funcionamiento del ecosistema marino, fertilizando las aguas y promoviendo la productividad marina. Sus enormes cuerpos además capturan toneladas de CO2 a lo largo de su vida, convirtiéndolas en aliadas estratégicas para mitigar los impactos de la actual emergencia climática.
La importancia de las ballenas para el funcionamiento del ecosistema es tan significativa, que hace un año el Fondo Monetario Internacional realizó una evaluación económica de los servicios ecosistémicos prestados por estos gentiles gigantes marinos, calculando el valor de cada ballena azul en unos dos millones de dólares.