Una flota ballenera compuesta por cuatro embarcaciones zarpó este sábado del puerto de Ayukawa, tan sólo un día después que el presidente de los Estados Unidos, Barak Obama, finalizara una visita oficial a Japón, en una clara señal del debilitamiento de la influencia norteamericana sobre la nación asiática. Esto porque una de las promesas mas memorables de campaña de Obama fue justamente poner fin a la caza de ballenas. “Como presidente, me aseguraré que Estados Unidos lidere el cumplimiento de los acuerdos internacionales de protección de la vida silvestre, incluyendo el fortalecimiento de la moratoria global sobre la caza comercial” afirmó el entonces candidato a la Casa Blanca, asegurando que “es inaceptable permitir que Japón continúe cazando ballenas con fines comerciales”.
Sin embargo esto fue lo que justamente hizo el gobierno nipón en cuanto el líder norteamericano abandonó el país, cediendo a las presiones provenientes de los sectores políticos más conservadores y la industria pesquera japonesa, que ven en la moratoria una amenaza a sus intereses de continuar sobre explotando los recursos marinos del planeta. El fallo de la Corte en marzo pasado demostró que los programas de investigación “científica” japoneses son utilizados para encubrir operaciones balleneras de carácter comercial y por lo tanto violan la moratoria que Obama tanto se comprometió a defender antes de ser elegido presidente.
A pesar que el fallo de la CIJ prohibió a Japón emitir nuevos permisos de caza “científica” de ballenas, la determinación sólo se limita al Océano Austral y no incluye el programa implementado en el Pacífico Norte, conocido como JARPN II.
Antes del zarpe de la flota ballenera, el ministro de pesca de Japón, Yoshimasa Hayashi, afirmó que el numero de ballenas capturadas se reduciría de 380 a 210, una cifra significativamente alta si se considera que el testigo clave de Japón ante la CIJ afirmó que este tipo de programas de investigación deberían capturar menos de 10 ballenas al año. Hayashi agregó que su país “mantiene firmemente su política de reanudar la caza comercial de ballenas”, evidenciando que el interés de continuar estos cuestionados programas de “investigación” es mantener a flote la industria ballenera mientras implementa agresivas políticas al interior de la Comisión Ballenera Internacional, como la compra de votos de países del África y El Caribe, para eliminar la moratoria global adoptada a inicios de la década de los ochenta.
Una encuesta realizada en un día por uno de los principales diarios estatales japoneses (Asahi Shimbun) concluyó que el 60 por ciento de los japoneses está de acuerdo en continuar la caza “científica” de ballenas. Sin embargo un 40 por ciento afirmó estar de acuerdo con el fallo de la CIJ y sólo un 4% aseveró consumir carne de cetáceos “ocasionalmente.
Fuente: The Japan Times, Forbes, Centro de Conservación Cetacea