Una coalición de organizaciones civiles solicitaron a la Comisión Ballenera Internacional, el organismo encargado a nivel mundial de la conservación y manejo de las poblaciones de ballenas, que haga una llamado a la Organización Mundial de la Salud (OMS) para que emita lineamientos para el consumo de carne de cetáceos.
La coalición argumenta que la carne de los cetáceos (ballenas, delfines y marsopas) se encuentra altamente contaminada con mercurio y por lo tanto no es apta para el consumo humano. Sin embargo, las naciones balleneras afirman que ya cuentan con lineamientos nacionales.
En particular, las organizaciones hacen un llamado a detener el consumo de pequeños cetáceos, como los delfines que son cazados anualmente por Japón y las Islas Faroe, debido a que estas especies se encuentran en la cima de la red trófica y las sustancias tóxicas se acumulan a medida que avanzan en la cadena alimenticia.
Actualmente, la OMS no cuenta con lineamientos para el consumo de carne de cetáceos, pero el portal electrónico de la organización menciona el mercurio como uno de los 10 contaminantes más peligrosos para la salud humana. A través del llamado, las organizaciones civiles esperan que la OMS pueda emitir una advertencia sobre los riesgos a la salud humana asociados al consumo de carne de cetáceos durante los próximos meses.
De acuerdo a Kate Sanderson, Ministra de Relaciones Exteriores de las Islas Faroe, su gobierno ya ha advertido sobre el consumo máximo de carne de cetáceos para evitar daños a la salud. Este correspondería a no más de una porción dos veces al mes y se fundamenta en un estudio realizado en 1998.
Sin embargo las declaraciones de la Ministra se contradicen con recomendaciones realizadas en 2008 por los principales médicos del gobierno de las Islas Faroe, quienes advirtieron que es necesario detener el consumo de carne o productos provenientes de delfines, debido a los altos niveles de toxinas. De acuerdo a los especialistas, los contaminantes presentes en los delfines producen daños en el desarrollo neuronal de los fetos, hipertensión y deterioro en el sistema inmunitario de los niños, entre otros.
Por ello, las organizaciones civiles esperan que la OMS tome medidas para aumentar el interés de las autoridades y el público sobre las amenazas a la salud humana asociadas al consumo de carne y productos de cetáceos.
La matanza de pequeños cetáceos no sólo representa una amenaza para la salud humana sino para la conservación de las poblaciones silvestres afectadas, ya que la caza se realiza fuera de todo marco regulatorio internacional. Esto se debe a que algunas naciones consideran que la Comisión Ballenera Internacional no tiene competencia sobre estas especies.
Andy Ottaway, de la organización Campaign Whale, afirmó que el llamado realizado a la CBI junto con a otras organizaciones ya cuenta con al apoyo de más de una docena de países y esperan que más gobiernos se sumen a los esfuerzos para limitar el consumo de carne y productos de pequeños cetáceos, y por ende reducir las matanzas indiscriminadas que algunas naciones llevan a cabo en la actualidad.
Japón, única nación interesada en reanudar la caza industrial de ballenas en aguas internacionales, captura al año más de 20 mil pequeños cetáceos. A pesar de las crecientes advertencias sobre los altos niveles de contaminantes presentes en la carne de cetáceos, las Islas Faroe ha aumentado el numero de delfines cazados, incluyendo hembras preñadas y madres con crías, una práctica prohibida bajo la CBI.
Fuente: BBC, New Scientist, Centro de Conservación Cetacea