18 de enero de 2011 – A los cables publicados recientemente por Wikileaks, que revelaron las negociaciones entre Estados Unidos y Japón para revitalizar la industria ballenera, se sumaron la semana pasada diversas comunicaciones enviadas desde las embajadas de Estados Unidos en Islandia y Noruega entre 2008 y 2009.
Crisis en Islandia
Los cables enviados desde la embajada de Estados Unidos en Islandia demuestran que la industria ballenera enfrenta una profunda crisis debido a su poca rentabilidad, un declinante mercado interno y un inexistente mercado internacional sostenido artificialmente por una empresa islandesa.
En un cable fechado el 10 de junio de 2008 se informa que el ministro de pesca de la época, Einar Gudfinsson, había emitido de manera secreta un permiso para capturar 40 ballenas de aleta, una especie clasificada En Peligro por la Unión Mundial para la Conservación de la Naturaleza (IUCN).
El mensaje también advierte sobre la posible exportación de 60 toneladas de carne de esta especie a Japón (proveniente de siete ballenas de aleta capturadas en 2006). La comunicación agrega que Hvalur – única firma islandesa con capacidad para cazar ballenas de aleta – habría invertido dinero en una compañía nipona con miras a concretar la exportación con el objetivo de justificar la existencia de un mercado internacional para la especie y presionar al gobierno islandés a entregar más permisos para capturar ballenas de aleta.
Posteriormente un cable del 30 enero de 2009, enviado poco después de la grave crisis financiera que derrumbó al anterior gobierno islandés, informa que antes de abandonar el ministerio de pesca, Gudfinsson aprobó un significativo aumento en la cuota anual de caza de ballenas de aleta a 200 animales por un periodo de cinco años con el fin de generar nuevas fuentes de empleo para enfrentar la crisis. Sin embargo, el cable sugiere que el ex ministro habría aprovechado la crisis económica para potenciar su capital político entre las comunidades balleneras con miras a las siguientes elecciones y promover los intereses de su partido, entre los cuales se destaca el rechazo a la integración de Islandia a la Unión Europea.
A pesar de la llegada de un nuevo gobierno caraterizado por ser menos comprometido con la ballenería, un cable del 09 de julio de 2009 confirma que la política ballenera islandesa se mantendría inalterable debido principalmente a que los intereses del gobierno entrante estarían mas enfocados en resolver la crisis y lograr el acceso de Islandia a la Unión Europea.
El mensaje destaca que la nueva cuota de captura de ballenas de aleta habría generado menos de 200 empleos y revela la incertidumbre existente sobre la industria ballenera al afirmar que operarios de la firma Hvlaur “mantienen los dedos cruzados para que exista un mercado porque de lo contrario la operación estaría condenada”. Al respecto el comunicado explica que en Islandia no existe consumo para carne de ballena de aleta por lo que es necesario contar con un mercado internacional para que la actividad sea viable. El cable también agrega que de acuerdo a oficiales japoneses “no existiría un mercado para la carne de ballena de aleta en Japón”.
La comunicación también testimonia las dudas del nuevo gobierno islandés sobre la viabilidad de la industria ballenera destacando que estarían revisando la legislación nacional existente así como conduciendo un estudio sobre los costos y beneficios de la ballenería en Islandia con el fin de desarrollar políticas acordes.
Decaída Actividad Ballenera en Noruega
Los cables enviados desde la embajada norteamericana en Noruega presentan una situación aún más lúgubre para la industria ballenera, debido a razones como bajo consumo interno, saturación del mercado de productos de ballena, baja rentabilidad e incertidumbres relacionadas a la incapaciad de la actividad para reclutar nueva fuerza laboral que la convierten en uno de los sectores con menos personal joven en el país nórdico.
A nivel local, el cable afirma que los altos costos asociados a la caza de ballenas hacen que los productos sean difíciles de comercializar y promocionar. Agrega que de acuerdo a un informe realizado por el Instituto de Investigación de Pesca y Agricultura de Noruega el consumo interno de carne de ballena por persona es equivalente a una porción al año. El estudio también concluye que para los noruegos este tipo de carne es excesivamente cara en relación a su sabor y calidad.
En el plano internacional el cable describe las dificultades para exportar productos de ballena, recordando que durante varios años el gobierno japonés habría rechazado la internación de carne de ballena proveniente de Noruega debido a los altos niveles de contaminantes. Recién en 2008 y tras la captura de ballenas más jóvenes y menos contaminadas, Japón habría aceptado la importación de 5,5 toneladas de carne que habrían sido almacenados durante varios meses antes de ser comercializada. Sin embargo, el bajo volumen de la exportación evidenciaría la baja rentabilidad de este tipo de comercio, informa el cable.
Finalmente el cable afirma que de acuerdo a las autoridades noruegas, el nivel de consumo local de carne de ballena siempre será más importante que el internacional y que la industria ballenera no debe depender de las exportaciones a Japón debido, entre otros, a la reducción de los precios en el mercado japonés con el fin de aumentar el consumo en de carne de ballena en la nación asiática.
Fuente: Wikileaks, Centro de Conservación Cetacea