La desaparición del baiji es la primera extinción de una especie de cetáceo directamente atribuible a la especie humana, convirtiéndose en un vergonzoso ejemplo de las consecuencias negativas de la sobre explotación irracional de la biodiversidad.
Santiago, 14 de mayo 2008 (CCC News) – Métodos de pesca ilegales (con detonaciones y descargas eléctricas), sobre explotación pesquera, excesiva captura incidental de ejemplares, excesiva navegación y colisiones de embarcaciones con esta especie, degradación severa del ambiente acuático y la construcción de la obra hidroeléctrica más grande del mundo -la represa de las Tres Gargantas-, son las causas antropogénicas que terminaron por extinguir al delfín del río Yangtzé (Lipotes Vexillifer), conocido como Baiji o delfín de aleta blanca.
El baiji era un delfín blanco, casi ciego, que habitó el río Yangtzé en China -el más largo de Asia y el tercero más largo del mundo tras el Nilo y el Amazonas-, cuya extinción fue declarada el 13 de diciembre 2006, tras el fracaso de una expedición realizada por 30 científicos de Japón, China, Suiza y Estados Unidos, que durante seis semanas a bordo de dos barcos, recorrieron 3.500 kms del río Yangzté y no pudieron registrar avistamientos del delfín. |
Entonces, declararon que la población del baiji era difícil de calcular y aunque existieran algunos ejemplares, serían menos de los necesarios para la propagación de la especie: se trataba de la inequívoca extinción funcional de una familia de cetáceo por la acción del hombre.
Un avistamiento registrado en agosto de 2007 fue la excepción que confirmó la regla: un baiji fue visto por un habitante de la provincia china Anhui y confirmado por el Instituto de Hidrobiología de la Academia de Ciencias China. Desde entonces, ningún nuevo ejemplar se ha vuelto a ver.
Según la Unión Mundial para la Conservación de la Naturaleza, UICN, para declarar la extinción definitiva de una especie animal tienen que pasar 50 años sin que ningún ejemplar sea visto.
La Experiencia del Cautiverio
El primer intento de recuperación ex situ de cetáceos corresponde al funcionalmente extinto delfín baiji.
A finales de la década de los ochenta, el gobierno de la República Popular de China aprobó un programa de recuperación ex situ para el baiji en la “reserva semi-natural” de Tian-e-Zhou. Un área cerrada de 21 kms de longitud, 1.5 kms de ancho y con una profundidad promedio de 4.5 mts.
Sin embargo, los esfuerzos por encontrar ejemplares para capturar y llevar a la reserva fueron un fracaso y los pocos especimenes capturados no sobrevivieron en cautiverio.
El último ejemplar en cautiverio falleció en 2002.
A pesar de los esfuerzos de conservación ex situ, la extinción del baiji demuestra que la mejor estrategia de conservación para evitar la reducción o desaparición de poblaciones de cetáceos, es la conservación efectiva de su hábitat y el manejo sustentable de las actividades humanas que allí se realizan.
Medidas que Chile busca tomar mediante la declaración de sus aguas jurisdiccionales como Santuario de Ballenas.
Fuente: Centro de Conservación Cetacea, UICN, Periodista Digital, BBC Mundo