Por Elsa Cabrera, directora ejecutiva del Centro de Conservación Cetacea
Este lunes, Lima (Perú) se convertirá en el epicentro de las ballenas. Representantes de más de 80 países se reunen para la 69ª asamblea plenaria de la Comisión Ballenera Internacional (CBI69, 23 al 27 de septiembre). Este encuentro, conocido por su potencial para generar avances en la conservación de los cetáceos y su ambiente marino, se dará la tarea de iniciar su labor adoptando una decisión operativa, conocida como definición de quórum, que tendrá profundas repercusiones para el futuro de los cetáceos en todo el mundo.
Todo comenzó en 2011 durante la asamblea plenaria. Como es costumbre desde 1998, se propuso la creación del santuario de ballenas en el Atlántico Sur. La propuesta, reconocida como un faro de esperanza para la protección de los cetáceos, contaba con los votos suficientes para ser aprobada. Sin embargo, en un giro digno de la diplomacia del arpón, representantes vinculados a la caza comercial de ballenas abandonaron la sala justo después de llamar a votación, sumiendo a la Comisión en una profunda confusión sobre cómo proceder.
Tras intensas y reservadas deliberaciones, el presidente de la reunión anunció que la propuesta no sería sometida a votación. Según su interpretación, la salida de los países pro-balleneros había dejado al organismo sin quórum. Y es aquí donde la decisión que la CBI deberá tomar esta semana en Lima sobre un tema netamente operativo comienza a tomar relevancia.
Comencemos por el principio. ¿Qué es el quórum y para qué sirve? En el mundo de los acuerdos internacionales, el quórum se refiere al número mínimo de miembros (o países) que deben estar presentes para que se lleven a cabo deliberaciones y decisiones válidas. Básicamente, la CBI define quórum como la asistencia de una mayoría de sus miembros. Para la minoría de países que abogan por la caza de ballenas, esta amplia definición se ha convertido en una herramienta perfectamente diseñada para facilitar el efectivo boicot de cualquier proceso de votación que no se alinee con sus intereses balleneros.
Si avanzamos una década, veremos que durante la última asamblea plenaria de 2022 (Portoroz, Eslovenia), el bloque de países balleneros, en un acto de audaz sincronización, se abstuvo de entrar en la sala cuando la Comisión estaba lista para votar y aprobar por mayoría (+75% de los votos) la creación del santuario. Mas allá del amargo y desagradable déjà vu, surge la pregunta: ¿se convertirá esto en la norma?
Para impedir que estas deshonestas maniobras se conviertan en el estándar operativo de la CBI, sus miembros decidieron avanzar en una propuesta para redefinir el quórum. Para ello, un pequeño grupo de trabajo ha estado ocupado los últimos dos años elaborando alternativas para que la Comisión pueda adoptar una nueva definición de quórum. Una que le permita avanzar en su agenda sin el obstáculo recurrente de la minoría de países asociados al bloque ballenero liderado por Japón.
Sin embargo, la situación es bastante más compleja. Este mismo grupo de trabajo ha sugerido que la adopción de una nueva definición de quórum debe lograrse por consenso. Es decir, todos los miembros de la CBI, sin excepción, deberá ponerse de acuerdo sobre qué constituirá quórum en la CBI. Si no se alcanza este consenso, la Comisión podría verse obligada a mantener la definición existente, es decir, conservar el status quo.
Esta situación sería, sin duda, un triunfo para la minoría ballenera que opera tanto al interior como al exterior de este organismo internacional. La mera oposición de un solo país significará que todo el esfuerzo, la dedicación y los recursos invertidos para intentar resolver este intrincado enredo se evaporarán en Lima. Y todo esto en medio de la mayor crisis financiera que la CBI ha enfrentado en su historia.
En resumen, la eficiencia y operatividad de la CBI está gravemente amenazada por los continuos intentos de un pequeño grupo de países que buscan desmantelar este organismo internacional para eliminar la moratoria global sobre la caza comercial de ballenas y revivir la matanza a escala industrial de estos mamíferos marinos en aguas internacionales. Mantener el statu quo respecto a la definición del quórum es un elemento integral del arsenal de esta maquiavélica estrategia.
Este lunes podremos ver cómo la Comisión enfrentará este complejo panorama y cuál será la postura de los países latinoamericanos (Grupo Buenos Aires), que históricamente han defendido una definición de quórum que elimine los continuos boicots del bloque ballenero cuando propuestas orientadas a la protección de los cetáceos son sometidas a votación. Las discusiones se podrán seguir durante toda la semana en vivo a partir de las 10:00 AM (hora de Perú) a través del canal de YouTube de la Comisión Ballenera Internacional.