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Redes de pesca podrían cobrar la vida de ballena en peligro de extinción

Santiago de Chile, 21 de Octubre de 2014 (CCC News) – Tras más de 72 horas de intensa búsqueda del ejemplar de ballena franca austral que fue reportado el pasado viernes enmallado en redes de pesca frente a la costa del balneario surfista de Pichilemu, la Armada de Chile, el Sernapesca y el Centro de Conservación Cetacea (CCC) hicieron un llamado a las comunidades costeras de la zona de informar sobre su presencia con el fin de poder realizar las maniobras necesarias para evaluar su condición y posible liberación.

La población de ballena franca austral del Pacífico Sudeste, cuyo rango se extiende entre Chile y Perú, fue clasificada en 2008 como en Peligro Crítico por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y posteriormente En Peligro a nivel nacional, debido a que su población ha sido estimada en 50 individuos maduros aproximadamente.

Cazadas desde fines del siglo XVIII por flotas balleneras del hemisferio norte – que buscaban nuevas áreas de explotación tras devastar las ballenas francas del norte – la población del pacífico sudeste no tardó en sufrir un destino similar y para 1850 ya se encontraba colapsada. Desde entonces no evidencia signos de recuperación y hasta el 2003, el país contaba con escaza información oportunista sobre su presencia a lo largo de la costa.

Ese año el Centro de Conservación Cetacea (CCC) inició el proyecto Ballena Franca Austral Chile, que desde sus inicios ha contado con el importante apoyo de la Armada de Chile. Gracias al establecimiento de una red de avistamiento a lo largo del país, los registros de la especie en aguas chilenas aumentaron un 300% durante los primeros años y tras su clasificación En Peligro Crítico se incrementaron los esfuerzos para garantizar su protección y recuperación a largo plazo.

Para Bárbara Galletti, presidenta del CCC y coordinadora del Plan de Conservación y Manejo de esta población de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) “desde hace años venimos creando conciencia a nivel internacional y presentando información respecto de que esta población no muestra signos de recuperación. Como resultado Chile logró incluir en 2007 esta población como un tema permanente de la agenda del Comité de Conservación de la CBI. Posteriormente la Comisión decidió implementar en 2012 un Plan de Conservación y Manejo para facilitar la coordinación de esfuerzos regionales e implementación de estrategias nacionales que faciliten la recuperación de esta población”.

Es así, como la especie en aguas chilenas está protegida con medidas especiales. Por ejemplo, el turismo embarcado de avistaje está prohibido con el fin de no perturbar a los individuos y se alienta su observación desde plataformas terrestres dado que las ballenas francas suelen ser una especie costera. Los ejemplares avistados descansando cerca de la costa son reportados y la Armada ha implementado acciones efectivas que han evitado el acoso de personas y otras amenazas humanas.

Esfuerzo Colectivo

El registro del individuo de ballena franca austral enmallado en redes de pesca es el primero en ser registrado formalmente para esta especie en Chile. “Cuando tienes una población de menos de un centenar de individuos, cualquier muerte producto de las actividades humanas es una enorme pérdida que pone en grave peligro la supervivencia de esta especie en el Pacífico sudeste. Por ello debemos realizar todas las acciones necesarias para evaluar su estado y posibilidad de liberarla, así como trabajar a nivel país para evitar que episodios similares ocurran en el futuro”, afirmó Elsa Cabrera, directora ejecutiva del CCC y coordinadora del proyecto Ballena Franca Austral Chile.

Galletti y Cabrera participaron el domingo pasado junto a personal de la Armada de Chile y el Sernapesca en un monitoreo marino a bordo de la Lancha de Servicio General San Antonio que duró más de 12 horas y abarcó más de 100 kilómetros con el fin de ubicar al ejemplar y realizar maniobras para intentar liberarlo de las redes que cubren su cuerpo. Al día siguiente, la Armada dispuso de un avión para monitorear el área en busca del animal. Los operativos también han contado con el asesoramiento técnico de especialistas mundiales de la Red Global de Respuesta al Enmallamiento de Ballenas de la CBI.

A pesar de los esfuerzos realizados no fue posible localizar la ballena, por lo que tanto la Armada de Chile, como el Sernapesca y el CCC han reiterado conjuntamente y de manera individual el llamado a las comunidades costeras del área a reportar el avistamiento de ballenas en la cercanía de la costa. “Si bien no se pudo encontrar la ballena, estamos satisfechos de que se han realizado todos los esfuerzos posibles y que la respuesta tanto del país como del apoyo de expertos internacionales ante este primer e inesperado evento fue coordinada y eficiente”, aseveró Galletti.

Agonía y Muerte

Aunque no todos los enmallamiento en redes de pesca son fatales, los casos que si llevan a la muerte a los animales se caracterizan por una larga y dolorosa agonía, de acuerdo a un estudio publicado en 2013 en Marine Mammal Science. Los resultados de la investigación realizada por Woods Hole Oceanographic Institution (WHOI) de EE.UU. evidenciaron que las ballenas enmalladas en redes de pesca requieren entre 70 y 102 por ciento más de energía para nadar a la misma velocidad que cuando están libres; o alternativamente reducir entre un 16 y 20,5 por ciento la velocidad de nado. Aún cuando sean liberadas, el estudio también evidenció que no todos los individuos sobreviven pues los efectos crónicos del enmallamiento han producido la muerte, incluso de ejemplares jóvenes.

“Necesitamos saber en qué condiciones se encuentra la ballena franca enmallada que fue avistada por última vez en Pichilemu y evaluar su potencial liberación de las redes que la mantienen atrapada, por lo que invitamos a todos quienes se encuentren en los alrededores a estar atentos y reportar el avistaje de ballenas. Salvar a esta especie de la extinción en aguas chilenas no sólo es una responsabilidad de todos sino un compromiso con la vida de las futuras generaciones, humanas y no humanas”, concluyó Cabrera.

Fuente: Centro de Conservación Cetacea