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Caza de ballenas en Islandia afecta actividades de turismo de avistaje

12 de Julio de 2013 – En medio de la controversial y criticada matanza de ballenas de aleta en Islandia, se realiza de manera más silenciosa pero igualmente cruel la cacería de ballenas minke. Al contrario de la matanza de ballenas de aleta, que en 2011 y 2012 no fue realizada en Islandia, entre 25 y 60 ballenas minke son capturadas anualmente en aguas del país nórdico. Este año no ha sido la excepción y diariamente llegan a la costa los cuerpos de las ballenas minke caídas bajo los arpones islandeses. La cuota establecida para la especie en 2013 es de 229 animales.

Las matanzas no sólo socavan la moratoria sobre la caza comercial de ballenas, sino que amenazan el desarrollo de operaciones de turismo de avistaje de fauna marina realizados cerca del área de caza de ballenas. Así lo afirmaron operadores de turismo de avistaje de pinnípedos que operan en una colonia reproductiva y que pudieron observar cambios conductuales en los mamíferos marinos debido a la cercanía de las matanza de ballenas minke.

Para los operadores de turismo, las actividades balleneras están destruyendo lo que han construido en varios años, evidenciando una vez más que el avistaje de fauna marina no es compatible con la matanza de ballenas.Como jemplo , dos de las ballenas capturadas durante las últimas semanas corresponden a individuos que estaban siendo observados por embarcaciones de turismo, afectando directamente los intereses de los operadores de avistaje de ballenas.

Por otra parte los balleneros islandeses argumentan que sus actividades no interfieren con el turismo y que se han visto forzados a desplazar el área de captura debido a medidas adoptadas por el gobierno.

La matanza y comercio internacional de carne de ballena se encuentra prohibida a nivel global. Sin embargo Islandia mantiene reservas a estas medidas que utiliza para continuar adelante con las operaciones balleneras y exportar su carne a Japón. Sin embargo el fuerte rechazo a estas actividades en la comunidad internacional está obstruyendo efectivamente el transporte de la carne obtenida. Recientemente Holanda anunció que cerraría sus puertos a las naves que transporten productos de ballena y esta semana un cargamento destinado a Japón vía Hamburgo (Alemania) fue devuelto a Islandia.

Fuente: WDCThe Reykjavik GrapevineWildlife News