¿De qué sirve proteger a las ballenas sino protegemos su fuente de alimento? Esta es la pregunta que un creciente numero de especialistas y conservacionistas se hacen frente a la expansión de la pesquería del kril antártico, un crustáceo similar a un camarón que es la base de cadena trófica del Océano Austral.
15 de julio de 2010 – Con menos de 10 centímetros de longitud y dos gramos de peso, el kril antártico (Euphausia superba) es la principal fuente de alimento de aves marinas, focas y la mayoría de las especies de ballenas que usan las aguas del Santuario de Ballenas Austral como principal zona de alimentación.
Sin embargo, durante los últimos años la pesquería del kril antártico ha sufrido una acelerada expansión debido a su utilización como pienso o alimento para la salmonicultura así como para la industria nutracéutica.
Recientemente China, país que ha incrementado sus actividades e intereses en la Antártica, anunció que varias embarcaciones de pesca de arrastre de kril antártico se están preparando para zarpar hacia el Océano Austral, declarado Santuario de Ballenas por la Comisión Ballenera Internacional en 1994. La expedición forma parte de un programa de exploración de cinco años para investigar el potencial de este pequeño crustáceo en la expansión del cultivo de peces o acuicultura.
Las proyecciones de la industria pesquera de kril antártico no son una noticia alentadora para el ya sobre explotado ecosistema marino. De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en 2009 el 80% de las especies de peces comerciales en el mundo se encontraban explotadas a su máximo nivel o sobre explotadas.
Por otra parte, investigadores marinos alertaron que la sobre pesca ha consumido el 95% de las grandes especies de peces en la mayoría de los océanos del mundo y algunas de ellas, como el atún rojo, se encuentran al borde de la extinción.
Aunque la biomasa de kril antártico todavía se encuentra saludable, los especialistas temen que una acelerada expansión de su explotación aumente la presión sobre el ecosistema marino antártico, el cual ya se encuentran amenazado por la pérdida de hielo, aumento de la temperatura y acidificación del océano.
Cuestionada Certificación de la Pesquería de Kril Antártico
Las preocupaciones sobre el futuro de este pequeño pero importante crustáceo aumentaron tras los fuertes cuestionamientos al Consejo de Administración Marina (Marine Stewarship Council o MSC) que en junio pasado certificó como “ambientalmente sustentable” la pesquería del kril antártico desarrollada por la compañía noruega Aker BioMarine.
La empresa noruega cuenta con la más costosa y sofisticada embarcación, llamada “Saga Sea”, que está dotada con una tecnología que le permite bombear y aspirar continuamente miles de toneladas de kril. Como resultado, la temporada de pesca de esta sola embarcación es equivalente a la capacidad de captura de varias embarcaciones de pesca de arrastre tradicional.
Aunque los especialistas afirman que las poblaciones de kril antártico no se encuentran todavía en peligro de extinción, la información utilizada para el proceso de certificación no es suficiente para garantizar que no se producirán impactos negativos sobre las innumerables especies marinas que dependen del kril para sobrevivir y que la decisión del MSC se fundamenta más en conjeturas que en investigaciones sobre posibles impactos a largo plazo.
La mayor preocupación de los científicos se relaciona con las necesidades de alimento de otras especies predadoras de kril antártico que habitan las costas antárticas, donde se realiza la pesca de esta especie. A pesar que los pingüinos y las focas se reproducen en tierra, necesitan encontrar alimento en el mar para alimentarse y nutrir a sus crías. Si el kril alrededor de sus áreas de alimentación disminuye por la pesca, los animales tendrán que desplazarse largas distancias para encontrar alimento y esto podría impactar negativamente su capacidad para mantenerse y reproducirse con éxito.
Para el especialista Gerald Leape, director del Proyecto para la Conservación del Kril Antártico, el MSC “ignoró evidencia irrefutable sobre las amenazas al ecosistema antártico al otorgar la certificación”.
Consejo de Administración Pesquera (MSC) en la Mira
El MSC fue fundado en 1995 por la organización internacional World Wildlife Fund y la gigante multinacional Unilever, con el supuesto fin de promover la pesquería sustentable. Bajo el sistema del MSC, una empresa contratista evalúa una pesquería, cobrando entre 20 y 100 mil dólares, y genera recomendaciones sobre su factibilidad de certificación. Posteriormente, las pesquerías certificadas son sometidas a auditorias anuales y procesos de re-certificación cada cinco años. Hasta la fecha, el MSC ha certificado 86 pesquerías y más de 5,000 productos marinos a nivel mundial.
A pesar de crecientes cuestionamientos de parte de especialistas, científicos y ONGs de conservación marina sobre la independencia e imparcialidad del MSC, ninguna certificación pesquera ha sido rechazada tras las recomendaciones emanadas por esta organización privada.
Jennifer Jacques, investigadora del Centro de Pesquería de la Universidad de Columbia Británica y especialista en certificaciones eco-marinas afirmó que “hace algunos años habría dicho que las certificaciones del MSC eran mejor que nada, hoy estoy escéptica.”
Fuente: Public Service.co.uk, New York Times