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Australia responde a Estados Unidos por caza de ballenas, mientras Japón confirma necesidad de subsidiar nueva flota ballenera de alta mar

31 de Mayo de 2010 – Continuando con el clima de intimidación que ha caracterizado a los impulsores de la propuesta de negociación para definir el futuro de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), la comisionada de Estados Unidos Mónica Medina, advirtió el viernes que el anuncio de Australia de llevar a Japón a la Corte Internacional de Justicia para resolver la matanza ilegal de ballenas en el Océano Austral es “una apuesta incierta para las ballenas”.

Para Medina, la mejor manera de salvar ballenas es cazándolas, de acuerdo a una propuesta construida en secreto durante seis meses por un grupo de 12 países, donde participaron las tres naciones balleneras que se verían beneficiadas con la adopción de este singular acuerdo, como son Japón, Islandia y Noruega.

El resultado es una propuesta que brinda garantías para la revitalización de la industria ballenera, incluso en aguas de los santuarios balleneros establecidos por la CBI. Tanto Medina como el comisionado de Chile y actual presidente de la CBI, Cristián Maquieira, han sido duramente cuestionados por el rol asumido a favor de una propuesta que sólo favorece los intereses balleneros de tres naciones en desmedro de una gran mayoría de los miembros de la CBI que no cazan ballenas.

Respuesta Australiana

El Ministro de Medio Ambiente de Australia, Peter Garret, respondió rápidamente a las críticas realizadas por Medina afirmando que la iniciativa no es riesgosa ya que su gobierno cuenta con un caso muy sólido contra la continua matanza de ballenas de parte de Japón en el Santuario de Ballenas del Océano Austral.

Garret agregó que Australia es el único país que ha presentado a la CBI una propuesta alternativa para resolver los problemas que afectan la gobernabilidad de la CBI y que continuarán desarrollando los mayores esfuerzos para tener un rol constructivo en las negociaciones de la Comisión.

El abogado y especialista de la Universidad Nacional de Australia, Don Rothwell, afirmó que Australia puede usar el largo proceso en la Corte Internacional para avanzar diplomáticamente en la erradicación de la matanza de ballenas en el Océano Austral. Al respecto, Rothwell afirmó que se podría solicitar a la CIJ emitir medidas provisorias para detener a la flota ballenera nipona la próxima temporada de caza que se inicia en noviembre. “Esto permitirá continuar las negociaciones diplomáticas sin las perturbaciones generadas por los enfrentamientos entre balleneros y grupos conservacionistas en el Océano Austral”.

Hipocrecia Norteamericana

Las organizaciones ciudadanas australianas también rechazaron los dichos de Medina. Michael Kennedy, director de campañas de la Sociedad Humanitaria, afirmó que la posición de Estados Unidos es “hipócrita”.

De acuerdo a Kennedy la CBI revisará este año una propuesta que busca detener la ‘caza científica’ de estos gigantes marinos mediante la entrega de cuotas de caza comercial de ballenas.

“Estados Unidos es uno de los mayores impulsores y protagonistas de este acuerdo, por lo que los cuestionamientos sobre la acción de Australia en la Corte Internacional de Justicia nos parecen hipócritas” sentenció Kennedy.

El Fondo Detrás de una Propuesta Ballenera

Mientras tanto, el ex comisionado de Japón ante la CBI, Masayuki Komatsu, sugirió en una entrevista al diario japonés Asahi Shimbun que la adopción de la propuesta de negociación liderada por Medina y Maquieira sería, en efecto, un aval para que el gobierno de Japón subsidie una nueva flota ballenera de alta mar, revitalizando la hasta ahora moribunda industria ballenera.

Consultado sobre el almacenamiento de más de 4 mil toneladas de carne de ballena en Japón y las evidencias sobre la disminución del número de consumidores de productos de ballena, Komatsu afirmó que “la carne no se vende porque es de baja calidad”. Komatsu explicó que esto ocurre por que el sistema de congelación de la flota ballenera actual sólo alcanza 30 grados bajo cero por lo que las membranas celulares se quiebran, perdiendo los jugos que hacen gustosa la carne de ballena; mientras que el sistema de congelación del atún, que llega a 70 grados bajo cero, mantiene la calidad de la carne”.

Confirmando la creciente necesidad que tiene Japón de avanzar hacia la adopción de una propuesta que brinda 10 años de garantía a las operaciones de caza comercial en el Santuario de Ballenas del Océano Austral – con el objetivo de conseguir subsidios para la construcción de una nueva flota ballenera de alta mar – Komatsu afirmó que “las nuevas naves balleneras deberían ser construidas para congelar la carne a una menor temperatura y más rápidamente. Estoy seguro que la percepción de los consumidores cambiaría rápidamente. Podríamos usar ballenas en vez de atún para hacer sushi”.

Fuente: Sydney Morning HeraldABC NewsAsahi Shimbun