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Japón encubre amenaza que representa el consumo de cetáceos para la salud humana

27 de mayo de 2010 – El pasado 10 de mayo, el diario nipón The Japan Times, publicó los resultados de un estudio realizado por el Instituto Nacional de la Enfermedad de Minamata (INEM) que evidencian “concentraciones extremadamente altas de metil-mercurio (MeHg)” en el cabello de los residentes de Taiji, una pequeña localidad conocida mundialmente por la matanza anual de miles de delfines y por el documental ganador del Oscar 2010 “La Ensenada”.

Muestras de cabello de más de mil residentes de esta pequeña localidad costera fueron analizados por el INEM, revelando un promedio de 11.00 partes por millón (ppm) de MeHg en hombres y 6.63 ppm en mujeres. El nivel promedio de MeHg en habitantes de otras localidades es de 2.47 en hombres y 1,64 en mujeres.

Sin embargo, el informe publicado el 10 de mayo por el INEM concluía que “los especialistas no pudieron explicar las razones por las cuales los habitantes de Taiji no presentan problemas de salud relacionados a la contaminación con mercurio” y que el estudio continuaría.

Masaaki Nakamura, jefe de las sección médica del INEM, evaluó el estado de 182 residentes de Taiji que mostraron los niveles más altos de MeHg (superiores a 50 ppm y hasta 139 ppm). Sin embargo, todos fueron declarados como “personas saludables” durante una conferencia de prensa realizada por el INEM el pasado 09 de mayo. En dicha oportunidad el director del INEM, Koji Okamoto, sólo se limitó a señalar que “es importante que los consumidores decidan lo que deben comer”.

Consultado por el Japan Times antes de la publicación de los resultados del estudio, Okamoto declaró sobre el riesgo de consumir productos contaminados con mercurio que “en este momento no encontramos personas con problemas (por consumir carne de delfín)”. Sin embargo, los estudios del INEM ignoraron procedimientos protocolares rutinarios para evaluar el daño neurológico ocasionado por el MeHg en el cerebro humano como el “protocolo de discriminación de dos puntos”. De acuerdo a Okamoto, el procedimiento no se utilizó porque “los expertos japoneses no consideran rutinaria esta prueba sensorial”.

La afirmación de Okamoto ignora la decisión de la Corte Suprema de Japón, que en 2006, adoptó dicho protocolo como el procedimiento estándar para compensar a los sobrevivientes de la mayor contaminación humana por mercurio producida en la década de 1950 en la localidad japonesa de Minamata. El “protocolo de discriminación de dos puntos” avalado por la justicia nipona es utilizado para detectar daños al cerebro generados por envenenamiento por mercurio.

Para el Dr. Pal Wiehe, jefe del departamento de Medicina Ocupacional de las Islas Faroe “las recomendaciones del INEM son inapropiadas, ya que hemos visto impactos negativos irreversibles generados por el mercurio tanto a nivel neurológico como fisiológico que sólo se hacen evidentes a largo plazo”. En las islas Faroe, una nación dependiente de Dinamarca, los delfines conocidos como “calderones” o “ballena piloto” forman parte de la dieta tradicional. Pero durante las últimas décadas diversos estudios han revelado los efectos negativos a la salud humana producidos por el consumo de carne de cetáceos contaminados con mercurio y otras sustancias tóxicas.

Entre ellos se destacan problemas relacionados a deficiencia de atención, desordenes en la retención de la memoria y otros síntomas neurológicos que permanecen en el tiempo. “También hemos evidenciado impactos en el sistema cardiovascular e impactos negativos en el sistema inmunológico producidos por la ingesta de la grasa de ballena, la cual contiene altos niveles de organoclorados como PCB y DDT, entre otros” afirmó Wiehe.

En relación a recientes afirmaciones del INEM sobre las propiedades del selenio para reducir los riesgos contra el envenenamiento con MeHg, el especialista afirma que esta información “es cuestionable” de acuerdos a estudios realizados por especialistas del propio INEM.

Por su parte, el experto japonés Shigeo Ekino, profesor de Medicina en la Universidad de Kumamoto, ha realizado extensos estudios para diagnosticar los efectos neurotóxicos del MeHg en la corteza cerebral y el sistema nervioso (neuronas). Los resultados de sus reconocidas y avaladas investigaciones, que incluyen la aplicación del “protocolo de discriminación de dos puntos”, evidencian que incluso niveles bajos de MeHg en el cuerpo pueden ocasionar daños irreversibles al cerebro. Al respecto Wiehe afirma que “hemos obtenido los mismos resultados en las Islas Faroe donde los niveles de MeHg en la población son mucho menores que en Japón”.

Proveniente de una nación conocida por la matanza de delfines calderones para consumo humano, Wiehe coloca la salud humana por sobre las tradiciones culturales afirmando que “no consideramos que esta especie sea apropiada para el consumo humano”. A pesar de las presiones, en 2008 Wiehe logró recomendar exitosamente al Gobierno de las Islas Faroe descontinuar el consumo de carne proveniente de delfines calderones.

Uno de los investigadores médicos más reconocidos de Japón, quien solicitó anonimato al Japan Times, afirmó irónicamente que “es un milagro que nadie haya presentado ningún síntoma y si fuera cierto, contradice todos los estudios científicos…o quizás los japoneses son superhombres”. Así como este investigador prefirió mantener su nombre al margen del artículo debido posibles represalias en su contra, la realidad detrás de la matanza de delfines en Taiji y la amenaza que el consumo de estos cetáceos tiene para salud humana continua siendo sistemáticamente ignorado por la prensa nipona. El autor del artículo del Japan Times afirma que su trabajo es constantemente cuestionado por los editores de medios informativos debido a que aborda temas “muy sensibles”.

Pero más allá de la represión ejercida por los poderes japoneses para ocultar el tema, especialistas mundiales están alzando la voz para cuestionar la reprobable conducta del gobierno de Japón con su pueblo. El Dr. David Permutter, ganador del prestigioso premio Linus Pauling por sus investigaciones sobre enfermedades al cerebro, afirmó recientemente que “para mi, estos niveles (de metil-mercurio) encontrados en la carne de delfín son absolutamente peligrosos. Se acaba de publicar un estudio que demuestra que incluso niveles muy bajos de mercurio pueden afectar profundamente la barrera sanguínea y aumentar la presencia de reacciones inflamatorias en el cerebro…”

Permutter continuó diciendo que “los niveles de mercurio son dramáticamente elevados. La práctica de servir carne de delfín es equivalente a envenenar a estas personas; bien podrían servirles arsénico, ¡no sería más dañino que servir carne de delfín contaminada! Lo que están haciendo está mal en todos los sentidos. Mal para las personas y mal para los delfines. No importa de que ángulo los mires, es perverso, es una tragedia que debería ser condenada. Si el rol del gobierno es defender a su gente, entonces el gobierno (de Japón) está fallando miserablemente en cumplir este rol”.

Mientras tanto, el Instituto de Población de Japón ha citado niveles de mortalidad en Taiji que son 50 por ciento mayor a otras localidades japonesas con un numero de similar habitantes y Kozagawa, una comunidad ubicada al oeste de Taiji que también consume carne de delfín, presenta tasas de mortalidad incluso más altas.

Como afirma el autor del artículo del Japan Times, a pesar que las causas de muerte no son información pública, las altas tasas de mortalidad sugieren que algo – ya sea consumo de carne de cetáceos contaminada y otros factores – está sucediendo y debe ser investigado.

Fuente: The Japan Times