Permite diagnosticar la posible pérdida auditiva de los cetáceos y en el caso de los animales varados, evaluar sus posibilidades de supervivencia sin tener que trasladarlos a un laboratorio.
España, 31 de diciembre 2008 (El Tiempo) – Bajo la dirección de Michel André, director del Laboratorio de Aplicaciones Bioacústicas de la Universidad Politécnica de Cataluña, y con apoyo de la Fundación BBVA, se desarrolló este sistema que permite saber cómo reacciona el cerebro de los animales a las señales acústicas ante determinadas frecuencias.
Recientemente, se han identificado distintos y graves problemas directamente asociados con fuentes sonoras de origen humano, como el incremento de la mortalidad de cetáceos por colisiones con barcos o el varamiento en masa de ballenas después de maniobras militares; la extracción de gas y petróleo constituye también una fuente de contaminación acústica en el medio marino.
Hasta el momento, el único sistema posible para medir la sensibilidad auditiva de los cetáceos consistía en trasladarlos a un laboratorio pero, dado el tamaño de estos animales y su precaria condición de salud cuando aparecen varados en las playas, este complejo procedimiento implicaba riesgos considerables para su supervivencia.
Entre las características más innovadoras del nuevo sistema portátil desarrollado destacan, además de su autonomía energética, su rapidez en la medición -sólo se necesitan unos pocos minutos para detectar las lesiones auditivas- y la capacidad del dispositivo para generar estímulos desde 10 hercios hasta 200 kilohercios, lo que incluye toda la banda de audición humana (20 Hz- 20 kHz) y, por supuesto, la de los cetáceos.
El sistema auditivo de los cetáceos está caracterizado por una serie de adaptaciones morfológicas únicas: una de las más interesantes es la capacidad de seleccionar las frecuencias para la discriminación fina de imágenes acústicas a través de los canales auditivos que actúan como filtros de frecuencias.
Esta diversidad de señales acústicas -existen unas 80 especies de cetáceos cada una con un repertorio acústico complejo- dificulta el análisis en términos de extracción de los componentes básicos de información necesarios para la supervivencia de un individuo o de una población y, por lo tanto, limita considerablemente la capacidad para estimar los efectos de una fuente sonora contaminante.
El proyecto ha logrado desarrollar unos modelos de análisis de las secuencias de señales acústicas que los cachalotes utilizan durante sus inmersiones abisales en busca de sus presas, modelos que han demostrado que un cachalote puede localizar a un calamar de unos 25 centímetros a más de 2 kilómetros de distancia a través de la emisión sucesiva de señales sonar.
Los cetáceos se encuentran entre las especies más amenazadas a escala mundial debido, entre otras causas, al ruido producido por fuentes artificiales de sonido.
Fuente: El Tiempo