Menu Close

Balleneros nipones abandonan aguas australianas

Sidney, Australia, 30 de diciembre de 2008 (Reuters) – El grupo ecologista Sociedad de Conservación Marina Shepherd, afirmó que consiguió su objetivo de obligar al retiro de la flota ballenera de Japón desde las aguas de la Antártica que reclama Australia.

En un comunicado difundido en el sitio de  internet de Sea Shepherd, la agrupación declaró que su barco, el Steve Irwin, había obligado a la flota nipona a ingresar a aguas de la Dependencia Ross, que es reclamada por Nueva Zelanda.

Australia ha declarado como “zona de exclusión económica” (EEZ, por sus siglas en inglés) a las aguas frente al territorio antártico que reclama y un tribunal australiano ordenó una prohibición a la caza de ballenas en la zona.

El grupo Sea Shepherd dijo que está haciendo cumplir esa orden mediante la persecución de la flota ballenera japonesa, que se encuentra en la zona con el fin de  cazar cerca de 900 ballenas con supuestos fines científicos.

Sin embargo, Japón no reconoce el reclamo australiano en la zona y afirma que su flota se encuentra en aguas internacionales.

En un comunicado, fechado el sábado, el fundador de Sea Shepherd, Paul Watson, prometió que su organización continuaría con su persecución a la flota nipona.

“La buena noticia es que ellos ya no están cazando ballenas en aguas australianas y sólo lograron hacerlo en aguas del Territorio Antártico Australiano por cerca de una semana antes de que fueran forzados a salir de la EEZ australiana”, afirmó el grupo en el comunicado.

“Ahora están en aguas de la Dependencia de Ross y el Steve Irwin los persigue”, agregó

Watson dijo que esto eran “malas noticias” para las ballenas en las aguas al sur de Nueva Zelanda.

El Instituto de Investigación de Cetáceos de Japón (ICR por sus siglas en inglés), que dirige la cacería, ha acusado a Sea Shepherd de “eco terrorismo” y de embestir a su buque Keiko Maru durante una acción de protesta ocurrida el viernes 26 de diciembre. Por su parte, Sea Shepherd ha culpado a la flota japonesa por la colisión.

A pesar de la moratoria internacional sobre la cacería de ballenas vigente desde 1986, Japón justifica sus actividades diciendo que la caza tiene supuestos “científicos”. Sin embargo, gran parte de la carne de ballena termina comercializada en las vitrinas de los supermercados nipones.

Fuente: Reuters