Organizaciones ecologistas denunciaron en conferencia de prensa la existencia de transacciones entre los gobiernos de Japón y Guatemala para que la delegación guatemalteca vote a favor de la reapertura de la caza de ballenas en la próxima reunión de la CBI, que se celebra en junio del presente año. Los ambientalistas temen que el voto de Guatemala pueda ser determinante para reabrir la caza comercial de ballenas, prohibida desde 1986 en todo el planeta.
“Las evidencias muestran que ha habido influencias externas para lograr la entrada del país en dicha comisión, con la intención de que vote a favor de la apertura comercial de la caza de ballenas”, declaró Carlos Albacete de la organización guatemalteca Trópico Verde. En estos momentos un funcionario del Ministerio de Agricultura, Ricardo Santacruz, se encuentra en Japón, para decidir la posición que va a llevar Guatemala a la reunión de la CBI, “esto muestra claramente que Japón y Guatemala están llevando a cabo negociaciones a espaldas de la sociedad guatemalteca”, denunció el ambientalista.
El “Informe Global de Corrupción 2004” de la organización Transparencia Internacional prueba la compra de votos en la CBI, “el Gobierno de Guatemala se encuentra al borde de verse involucrado en un claro caso de corrupción, es incoherente que un país que nunca ha cazado ballenas y que se beneficia del eco-turismo de avistamiento de ballenas y delfines se preste a defender la extinción de los mismos”, declaró Milko Schvartzman de Greenpeace Internacional. El activista hizo una llamada al Gobierno de Guatemala: “Solicitamos a la Cancillería de Guatemala que no se limite a repetir lo que le ordenan desde Japón, no solo por el bienestar del planeta, sino también por la dignidad de su noble pueblo, que no merece ser avergonzado internacionalmente”.
“El sentido común dicta que si Guatemala busca desarrollo con las ballenas, este no va a venir con su matanza -lo que es una actividad cruel y de corto plazo-, sino con alternativas viables, tales como el turismo de avistamiento de ballenas. Guatemala tiene una industria incipiente en este sentido, y el caso de Costa Rica, donde genera más de 4 millones de dólares, y otros países de Centroamérica muestran que esta práctica puede ser muy rentable. En triste que Guatemala pierda una oportunidad de desarrollo tan importante como esta y además afecte a sus países vecinos quienes actualmente se benefician, si es que decide aliarse con los pocos países que matan ballenas”, declaró Viviana Monge de la Sociedad Mundial para la Protección Animal, con sede en Londres.
Fuente: Greenpeace Internacional, Trópico Verde