Gran cantidad de evidencia científica señala que los cetáceos, (delfines, ballenas, cachalotes, marsopas y otros) cuentan con una sofisticada inteligencia, lo que acentúa la crueldad inherente de las operaciones de caza de ballenas, las capturas con fines de cautiverio y las muertes incidentales en redes de pesca. Esta es la conclusión a la que llegaron destacados científicos durante la Conferencia “De Darwing a Dawkins: ciencia e implicaciones del conocimiento”realizada por la organización Compasión para Cultivar el Mundo el pasado mes de marzo en Londres, Reino Unido.
Durante la conferencia, atendida por más de 600 delegados de 50 países, se expusieron diversos estudios sobre varias especies de cetáceos que demuestran su capacidad para aprender conductas, modificar las aprendidas e incluso inventar nuevas formas de comportamiento. Los estudios también revelan que los cetáceos tienen la capacidad de aprender lenguaje y utilizar herramientas. Por ejemplo, algunas poblaciones de delfines en Australia utilizan frecuentemente esponjas marinas en la punta de sus hocicos mientras buscan alimento en el sedimento marino, con el fin de evitar heridas producidas por erizos, rocas u otros objetos.
Emociones como el amor familiar, la alegría y la tristeza por la pérdida de un familiar cercano, también se atribuyen a los comportamientos de ballenas y delfines. Un ejemplo sorprendente ocurrió en 1990 cuando dos orcas hembra, parecieron mostrar tristeza ante el cuerpo de una hembra mayor que se encontraba muerta y que posiblemente correspondería a un familiar de las orcas. Las dos sobrevivientes nadaron varios días alrededor del cuerpo sin vida del animal y recorrieron los lugares visitados por la hembra mayor antes de morir.
Para Mark Simmonds, director científico de la Sociedad para la Conservación de Cetáceos (WDCS) y expositor en la conferencia, “el hecho de que los cetáceos no se parezcan físicamente a los humanos afecta nuestra interpretación de sus comportamientos”. Simmonds agrega que: “quizás ésta sea la razón por la cual algunas personas demuestran poca compasión y empatía con las ballenas y delfines”.
A pesar de la creciente evidencia científica sobre la inteligencia y sensibilidad de los cetáceos, éstos continúan siendo cazados cruel e innecesariamente por algunos países balleneros (Japón, Islandia, Noruega), continúan siendo impactados por contaminación acústica de alta intensidad, continúan siendo atrapados y ahogados en redes de pesca, y continúan siendo capturados y separados de sus familias con fines de entretención pública.
Al cierre de la conferencia, los participantes apoyaron fuertemente una declaración que llama a las Naciones Unidas, a la Organización Mundial de Comercio y a la Organización Mundial de Sanidad Animal (y sus Estados miembro) a “reconocer que los animales son capaces de sufrir y que todos tenemos la responsabilidad de preservar el hábitat de los animales silvestres con el fin de terminar prácticas que provocan sufrimiento animal”.
Fuente: WDCS