Cualquier persona que haya intentado mantener una conversación telefónica en una avenida congestionada de tráfico, probablemente sabe lo difícil que es hacerse entender en medio del ruido ocasionado por la multitud de vehículos.
Una situación similar es la que está enfrentando actualmente una población de orcas que habitan las aguas del Pacifico nororiental de Canadá debido al creciente número de embarcaciones turísticas que han aparecido durante la ultima década.
De acuerdo a Richard Osborne, coautor de la investigación, el turismo de observación de ballenas se ha quintuplicado entre 1990 y 2000 en esa región del Canadá, por lo que los niveles de ruido también ha aumentado considerablemente, hasta generar un cambio en la conducta de comunicación de las orcas.
Durante la investigación, los científicos registraron las vocalizaciones de la población de orcas en tres periodos de tiempo diferentes (l977-1981; 1989-1992; y 2001-2003), con y sin la presencia de embarcaciones marinas. Posteriormente los científicos analizaron los resultados sin encontrar diferencias significativas en el volumen o número de repeticiones de las vocalizaciones. En su lugar, descubrieron que durante el periodo 2001-2003, las orcas aumentaron la duración de las vocalizaciones en un 15% cuando se encontraban ante la presencia de embarcaciones.
Los resultados evidencian la necesidad de regular las actividades turísticas de observación de cetáceos, ya que a pesar que previamente se han registrado cambios en las vocalizaciones de algunas aves y ballenas jorobadas, ésta es la primera vez que este cambio se debe directamente a las actividades humanas.
Especialmente para los cetáceos, es necesario garantizar que la contaminación acústica sea efectivamente regulada, ya que son especies que dependen fundamentalmente del sonido, no sólo para comunicarse sino también para alimentarse, navegar y reproducirse.
Fuente: Nature