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Gobierno de Japón busca continuar con caza ilegal de ballenas en Antártica

Bajo un nuevo nombre y argumentando que reducirá significativamente el número de ballenas que cazará anualmente en el santuario de ballenas del Océano Austral, el gobierno japonés busca evadir el cumplimiento del dictamen inapelable de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), que en Marzo pasado ordenó (a Japón) detener estas matanzas y abstenerse de emitir nuevos permisos de caza “científica” de ballenas.

Después de haber afirmado que cumpliría con el dictamen de la CIJ, el gobierno japonés presentó el pasado 19 de noviembre un nuevo plan para continuar con la caza de ballenas a escala comercial, bajo supuestos fines de investigación “científica”. Sin embargo, un rápido análisis de la propuesta evidencia que el nombre es lo único realmente novedoso de este plan ballenero, denominado NEWREP-A.

A pesar que diversos medios de comunicación han presentado la noticia como una propuesta que reduciría significativamente la cuota de caza auto-otorgada por el gobierno de Japón, lo cierto es que NEWREP-A aumentará en un 32% el número de ballenas minke antártica que se capturarían en el santuario de ballenas del Océano Austral, en relación a las ballenas que fueron cazadas durante la última temporada de JARPA II, el programa sentenciado como ilegal por la CIJ.

Bajo JARPA II, el gobierno de Japón se auto-otorgó cuotas para cazar 850 ballenas minke antártica, 50 ballenas de aleta y 50 ballenas jorobadas al año. Sin embargo, el promedio de ballenas minke capturadas anualmente fue alrededor de 430. Por ello la nueva cuota de 333 ballenas minke antártica sólo representaría una disminución efectiva del 7,7% del número de ballenas cazadas al año bajo el ilegal programa ballenero JARPA II. Así, la significativa reducción en el número de ballenas cazadas sólo es parte de la estrategia propagandística que históricamente ha caracterizado a los programas de caza “científica” de Japón.

Adicionalmente, el gobierno de Japón pareciera olvidar sistemáticamente que sus operaciones balleneras las realiza en un santuario, donde se prohíbe cualquier captura comercial de ballenas, independientemente de su estado de conservación. Esto no sólo porque busque continuar la matanza a escala comercial de ballenas minke antártica, sino porque el principal objetivo del nuevo programa ballenero, NEWREP-A, es la aplicación de una fórmula, conocida como RMP, orientada exclusivamente a calcular cuotas de caza comercial de ballenas. Resulta evidente entonces que el objetivo estratégico de Japón al mantener activa la ballenería antártica es la eliminación de hecho del santuario de ballenas del Océano Austral. Es importante recordar que este santuario fue creado en 1994 con el apoyo de todos los países miembros de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), a excepción de Japón.

El segundo de los dos objetivos que señala el plan ballenero NEWREP-A, sería conocer la estructura y dinámica del ecosistema marino antártico. Para ello Japón argumenta que necesitaría conocer el contenido estomacal de cientos de ballenas cada temporada. Sin embargo, ha sido el propio Comité Científico de la CBI el que ha reiterado en múltiples oportunidades que esta información es irrelevante para el manejo de las poblaciones de ballenas y la aplicación del RMP. Adicionalmente, resulta incomprensible que después de cazar más de trece mil ballenas en el santuario del Océano Austral bajo JARPA y JARPA II, el gobierno japonés afirme que necesita continuar matando cientos de ballenas al año con el fin de conocer su contenido estomacal.

Al igual que JARPA II, el cálculo empleado por el gobierno de Japón para determinar una cuota anual de 333 ballenas minke antártica bajo NEWREP-A, no es claro en la nueva propuesta japonesa. Incluso el documento presentado reconoce que esta cifra se basa en “la mejor información científica disponible” para alcanzar el primer objetivo, pero que no han podido determinar un número específico para el segundo. Por ello la cuota estaría sujeta a revisión. Importante es señalar que la última revisión de este tipo realizada por Japón ocurrió al finalizar JARPA, y significó un aumento del 100% de la cuota de caza auto-asignada en JARPA II (un incremento de 440 a 850 ballenas minke antártica).

Ballenas más ballenas menos, lo cierto es que la cuota auto-otorgada por Japón supera en 3,300% el número de ballenas recomendado por el único testigo científico presentado por la defensa de Japón ante la Corte Internacional de Justicia. El 5 de julio de 2013, el investigador noruego Lars Walloe afirmó ante los jueces de la Corte que el número de ballenas capturadas bajo programas de caza “científica” no debería superar los diez animales.

Pero quizás lo más preocupante son las cínicas argumentaciones del gobierno japonés para justificar el nuevo programa ballenero en Antártica. De acuerdo a Japón, el fallo de la Corte Internacional de Justicia no alteraría la interpretación de la Convención Internacional para la Regulación de la Ballenería, que para la nación asiática no es más que una organización burocrática dedicada a calcular y otorgar cuotas de caza comercial de ballenas. Sin embargo, la CIJ fue enfática en afirmar en su dictamen que considerando las múltiples enmiendas adoptadas por la CBI – como la adopción de la moratoria y la creación de santuarios de ballenas-, “la Convención es un instrumento en evolución”. Esto significa que los países miembro de la CBI no deben implementar acciones que contravengan o socaven otras provisiones de la Convención, tales como la moratoria sobre la caza comercial o los santuarios.

Considerando que la efectividad de los acuerdos internacionales requiere que las Partes cooperen de buena fe, Japón tiene la obligación de reconocer el carácter evolutivo de la Convención, respetar el régimen normativo actual de la CBI y cumplir el fallo de la Corte Internacional de Justicia, absteniéndose de emitir nuevos permisos de caza “científica” de ballenas.

Pero Japón no sólo ha optado por continuar con las matanzas en el hemisferio sur, sino que además ha decidido unilateralmente expandirlas hacia el Atlántico suroccidental y Pacífico sur-oriental. Esta última área coincidiría con la zona de Búsqueda y Salvamento de Chile en la Antártica. En términos prácticos esto significaría que el Estado chileno tendrá la obligación de atender cualquier accidente o incidente que pudiese tener la flota ballenera japonesa en dicha área.

Al igual que JARPA y JARPA II, la nueva propuesta ballenera en Antártica no contempla una fecha de finalización del programa de investigación “científica”. La propuesta afirma que inicialmente NEWREP-A se realizaría por doce años, pero que podría extenderse sobre ese periodo de tiempo.

Tras capturar decenas de miles de ballenas de manera ilegal, el nuevo programa ballenero de Japón en aguas Antárticas, NEWREP-A, evidencia que la intención del gobierno de Japón es burlar el histórico dictamen de la Corte Internacional de Justicia para continuar adelante con la matanza comercial de ballenas disfrazada de investigación científica, y de paso imponer de hecho sus intereses geopolíticos a los países latinoamericanos en las aguas de alta mar y territorio antártico. Esta nueva situación es coherente con las nuevas políticas internacionales – especialmente en el Océano Pacífico – impulsada por los sectores ultranacionalistas, expansionistas y militaristas en Japón, los que se encuentran detrás de los conservadores intereses pro-balleneros.

En conclusión, NEWREP-A continua siendo el mismo programa ballenero que fue sentenciado como ilegal por el máximo organismo jurídico internacional en Marzo pasado. Capturará un mayor número de ballenas que las últimas temporadas de JARPA II. Probablemente utilizará la misma y anacrónica flota ballenera antártica (cuya operación constituye una amenaza para el frágil ecosistema marino antártico y la vida humana). Será implementado por el mismo organismo que ha llevado adelante JARPA y JARPA II (Institute for Cetacean Research o ICR). No tiene fecha de finalización definitiva y continuará comercializando la carne y productos de ballena, con el único objetivo de mantener activa la industria ballenera japonesa hasta lograr la eliminación de la moratoria y el santuario de ballenas antártico.

Tal como afirmó el presidente de la CIJ, Peter Tomka, durante la lectura del histórico fallo contra JARPA II, las intenciones de Japón detrás de la denominada caza “científica” de ballenas en Antártica son logísticas y políticas, más que científicas.

Considerando que la CIJ dictaminó que las futuras operaciones de estas características son ilegales, resulta urgentemente necesario evitar que NEWREP-A sea implementado por el gobierno japonés en 2015. Para ello es necesario que los países conservacionistas, en particular los miembros del Grupo Buenos Aires, respaldados por sus sociedades civiles organizadas, envíen una sólida señal de condena al gobierno de Japón. Al respecto, es importante destacar que en 2014 el Senado chileno adoptó por unanimidad dos proyectos de acuerdo, solicitando a la presidenta Bachelet la realización de una protesta diplomática contra el gobierno japonés por este tema. Tras la presentación de NEWREP-A, queda claro que el momento de hacer efectiva esta protesta ahora.

Por: Elsa Cabrera, directora ejecutiva del Centro de Conservación Cetacea y Juan Carlos Cárdenas, director ejecutivo de Centro Ecoceanos.