Santiago, 19 de Junio 2008 (Eva Vergara, AP) – Pescadores japoneses utilizan una caleta nipona escondida para matar cruelmente a centenares de delfines, incluyendo a madres y sus crías, según muestra un documental difundido hoy por las ONGs Oceanic Preservation Society (OPS) y Centro de Conservación Cetacea (CCC).
El documental “The Rising” es el resultado de tres años de filmaciones ocultas de una decena de miembros de la ONG estadounidense Oceanic Preservation Society (OPS) en la caleta de la localidad de Taiji, Japón, y será estrenado mundialmente en enero del 2009.
En una rueda de prensa organizada por la ONG local Centro de Conservación Cetácea, Louie Psihoyos, director de OPS, exhibió algunos minutos del documental, que muestra a pescadores japoneses hablando de caza de ballenas, alrededor de un tambor con fuego.
Los subtítulos en español permiten leer cuando dos de ellos recuerdan las grandes cacerías de ballenas azules, el animal más grande de la Tierra, en aguas chilenas.
Luego, la cámara muestra una pequeña ensenada, llena de corrales fabricados con redes y flotadores. Los pescadores se suben a sus botes provistos de largos cuchillos que clavan a los delfines en sus cuellos, una y otra vez. Los cetáceos no tienen escapatoria porque están en corrales y la matanza sigue, un delfín tras otro.
Pese a que las imágenes nocturnas, captadas por cámaras de última generación, se observa como las aguas de la caleta se tiñen de rojo, hasta formarse una gran mancha de sangre.
Psihoyos explicó que utilizaron cámaras de la Industrial Ligh and Magic, de George Lucas, que ocultaron en rocas falsas y que observaron que algunos delfines agonizan hasta dos horas antes de morir.
Joji Morishita, Director General Adjunto de la Agencia de Pesca japonesa y miembro de la delegación nipona que participará en la 60ma reunión anual de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) que se inaugura el lunes en Santiago, aparece en el documental diciendo que matan a los delfines de manera rápida y humanitaria.
Morishita fue consultado por la AP sobre la matanza de delfines, pero se negó a responder señalando que esos pequeños cetáceos no figuran en la agenda de la CBI, que se desarrollará del 23 al 27.
Elsa Cabrera, directora de CCC, comentó que mucha de la carne de delfín es distribuida a niños japoneses en sus escuelas, a sabiendas que está contaminada con mercurio, entre otros elementos dañinos para la salud humana.
Juan Carlos Cárdenas, director de la ONG local Ecocéanos, explicó que “el importante porcentaje de grasa que tienen los cetáceos les permite retener mercurio y otros contaminantes”.
Japón también se dedica a la caza de las ballenas bajo la explicación de que investigan científicamente a la población para desarrollar una cacería sustentable.
Decenas de ONG y científicos afirman que no es necesario matar a las ballenas para investigarlas, pero el método usado en la cacería científica también es cuestionado.
Aimee Leslie, del Fondo Internacional para la Protección de los Animales y su Hábitat, IFAW por sus siglas en inglés, dijo a la AP que arpones cargados con una granada explosiva en la punta, se utilizan desde hace 50 años. “A menudo, el primer impacto no es suficiente para matar a la ballena”, señaló.
Moroshita declaró a la AP que “una gran cantidad de ballenas muere instantáneamente” y si no, usan un rifle de alto calibre disparando a la cabeza del cetáceo. “Estos dos métodos fueron introducidos para asegurar la forma más eficiente y humana de matar”, afirmó a la AP.
“Los barcos balleneros japoneses han sido filmados jalando a las ballenas por la cola y levantándolas aún vivas en uno de sus costados, dejando su cabeza y orificio de respiración bajo el agua. La ballena, incapaz de respirar, sólo puede revolcarse desesperadamente, hasta que muere ahogada, lentamente”, relató Leslie a la AP.
Japón, Noruega e Islandia son los únicos países que cazan ballenas en el mundo. Japón cuenta con decenas de naciones que apoyan su demanda de eliminar la moratoria para cazar ballenas comercialmente, impuesta por la CBI en 1986.
Fuente: Associated Press, Eva Vergara