A pesar que el krill antártico (Euphasia superba) sólo alcanza a medir menos de 10 centímetros y pesar apenas unos pocos gramos, su abundancia en el Océano Austral permite que este pequeño crustáceo similar al camarón, mantenga la vida de cientos de especies de aves y mamíferos marinos que se alimentan de él. Debido a que las mayores concentraciones de krill antártico tienden a encontrarse cerca de colonias costeras de aves y mamíferos marinos, como pingüinos y focas, su existencia es fundamental para garantizar el alimento necesario de animales adultos y crías nacidas durante el verano antártico.
Adicionalmente, recientes investigaciones han revelado que estos increíbles animales también juegan un importante rol en el combate contra el calentamiento global. Al alimentarse en la superficie del océano de fitoplancton y eliminar los desechos a profundidad, el krill antártico remueve una cantidad de dióxido de carbono equivalente a 35 millones de automóviles de la superficie del océano.
RESPONSABLES DEL KRILL
El krill antártico en el Océano Austral se encuentra administrado por la Convención sobre la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCAMLR por sus siglas en inglés), que entró en vigencia en 1982 como parte del Sistema del Tratado Antártico, y actualmente cuenta con 24 miembros entre los que se incluyen Chile, Argentina, Brasil, Australia y Nueva Zelanda.
Fundamentada en el enfoque ecosistémico y enfoque precautorio, la CCAMLR avanza lentamente en el proceso de establecer un afinado marco regulatorio y una mejor administración de las especies que se encuentran bajo su mandato. Sin embargo el tiempo es escaso y durante los últimos 50 años las ricas aguas del Océano Austral han atraído el interés de diversas flotas pesqueras que abastecen crecientes y lucrativos mercados, incluyendo el uso primario del krill como alimento para la industria de la salmonicultura. Sin embargo las capturas de krill continúan sujetas a regulaciones mínimas hasta la fecha.
NUEVAS AMENAZAS
Ahora, una nueva generación de barcos factoría arrastreros que utilizan bombas de aspiración para absorver continuamente enormes cantidades de krill podría resultar en la acelerada expansión de una pesquería cuya producción durante la última década se ha mantenido alrededor de las 100 toneladas métricas de krill anuales.
En contraposición, se espera que una sola de estas embarcaciones capture 100 mil toneladas métricas de krill durante la temporada de pesca de verano 2006/2007, pudiendo llegar a “aspirar” hasta 120 mil toneladas métricas cada temporada. El creciente interés sobre la pesquería del krill antártico podría generar la aparición de otras embarcaciones de similar capacidad, amenazando la salud de todo el ecosistema, por lo que es prioritario adoptar rápidamente medidas para resguardar este recurso marino, ya que desafortunadamente las medidas de conservación actuales para la pesquería del krill antártico no garantizan que el ecosistema no sufrirá impactos irreversibles.
ASEGURANDO LA CONSERVACION DEL KRILL ANTARTICO
A finales de Octubre se reunirán en Hobart, Australia, los países miembro de la CCAMLR. Es necesario que estos países se comprometan a adoptar medidas que permitan que la pesquería del krill sea administrada de la misma forma que otras pesquerías antárticas, incluyendo la participación de observadores científicos a bordo de las embarcaciones pesqueras, sistemas de seguimiento satelital y mejoramiento de la información sobre capturas de krill.
En un contexto más amplio y considerando que la Antártica es uno de los “hot spots” del cambio climático, el fuerte impacto del calentamiento global sobre su ecosistema y habitantes merece un escrutinio muy cercano de las medidas de administración que podrían ser adoptadas en Octubre próximo para la pesquería del krill y otras pesquerías del Océano Austral.
La comunidad internacional necesita actuar ahora, con el entendimiento que mucho esta en juego cuando se trata de la sobre explotación del krill antártico, incluyendo la supervivencia de pingüinos, ballenas y otras especies antárticas.
Por Clifton Curtis, director del Proyecto Conservación de Krill Antártico del Pew Charitable Trusts.
Fuente: International Herald Tribune