Paris, Francia. 5 de Junio de 2002 – Investigadores de la Universidad de Hokkaido (Japón), realizaron un estudio en el cual se examinaron 26 muestras de hígado tomadas de pequeños cetáceos capturados el la costa de dicho país.
Las muestras analizadas registraron en promedio un nivel de mercurio de 370 microgramos/gramo de hígado, 900 veces superior al limite de seguridad establecido por el gobierno japonés de 0.4 microgramos/gramo. Ninguna de las muestras analizadas registró niveles menores a los establecidos por el gobierno nipón.
Peor aun, dos de las muestras contenían 1.970 microgramos de mercurio/gramo, 9.000 veces superior al límite de seguridad establecido para el consumo humano.
Los investigadores Tetsuya Endo, Koichi Haraguchi y Masakatsu Sakata aseguraron que una persona adulta de 60 kilos que consuma sólo 0.15 gramos de hígado de cetáceo, excedería el consumo semanal de mercurio establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Los científicos advirtieron que ‘una sola ingesta de carne o productos que contengan niveles similares de mercurio, podría causar intoxicación severa’.
El trío de investigadores solicitó al gobierno japonés imponer regulaciones más estrictas sobre el consumo de cetáceos en Japón y llamaron a las mujeres embarazadas a no poner en riesgo el desarrollo embrionario y fetal de sus hijos.
Problema Conocido
A pesar que la contaminación de la carne de delfines y ballena es bien conocido a nivel mundial, los investigadores se encuentran sorprendidos por los altos niveles de mercurio registrados en el último estudio.
El mercurio y otros contaminantes se almacenan en el tejido graso de los cetáceos al consumir peces o calamares contaminados.
Durante 1950 y a inicios de la década de los sesenta, la contaminación sistemática de mercurio producida por una empresa química en la Bahía de Minamata (Japón), ocasionó malformaciones físicas en cientos de niños nacidos de madres que habían consumido alimentos marinos contaminados.
Durante los últimos años, Japón ha presionado fuertemente para reanudar la caza industrial de especies ballenas actualmente protegidas por la moratoria impuesta por la Comisión Ballenera Internacional en 1986.
Las muestras analizadas por el equipo investigador de la Universidad de Hokkaido provinieron de cetáceos dentados (pequeños cetáceos), cuya captura no esta prohibida por la CBI debido a que dicho organismo internacional no tiene competencia legal sobre estas especies.
Los resultados de la investigación serán publicados pronto en la revista especializada La Ciencia Total del Medioambiente.
Fuente: New Scientist