Fukoka, Japón. 15 de diciembre de 2002. WDCS Press Release – Las operaciones de caza de ballenas llevadas a cabo por Japón en el Pacifico Norte (JARPNII) con supuestos fines científicos entregan grandes cantidades de carne de ballena. Tan sólo entre julio y octubre de 2002, la flota ballenera japonesa obtuvo cerca de 1300 toneladas de productos provenientes de 100 ballenas minke, 50 ballenas de Bryde, 39 ballenas sei y cinco cachalotes. Del total, más de 400 toneladas serán vendidas a distribuidores desde diciembre de 2002 hasta marzo de 2003. Pero al igual que el año pasado, la disminución en el precio de los productos revela que el mercado se encuentra sobresaturado y que la población se encuentra mas conciente y preocupada de los riesgos a la salud asociados al consumo de carne de ballena.
Caída en las Ventas
Los programas de “caza científica” desarrollados por Japón entregaron cerca de 4 mil toneladas de carne de ballena para el mercado doméstico de 2002/2003. A esta cifra se agregan otros miles de toneladas de más de 20 mil delfines cazados anualmente en aguas costeras de Japón.
Sin embargo, la demanda por los productos de ballena está decayendo drásticamente en Japón. De acuerdo a grupos japoneses de protección al consumidor, la disminución en la demanda por la carne y productos de ballena se debe a la creciente preocupación pública debido a los altos niveles de contaminantes encontrados en ella. Desde 1999 toxicólogos japoneses independientes han demostrado que un significativo porcentaje de la carne de ballena vendida en el mercado japonés contiene niveles de contaminantes (incluyendo metales pesados y compuestos orgánicos) que exceden los niveles recomendados por el gobierno para el consumo humano. Algunos de los niveles, particularmente de mercurio, son tan altos que podrían ocasionar envenenamiento agudo al ingerir pequeñas cantidades de la carne contaminada.
La concientización de los consumidores ocasionó que el año pasado un tercio de la carne obtenida en la temporada Antártica 2001, no pudiera ser vendida debido al desinterés de los distribuidores. Para evitar otro episodio embarazoso, a inicios de 2002 el gobierno japonés redujo los precios de la carne obtenida en el Pacífico Norte en un 20% y se embarcó en una campaña pública para promover el consumo de productos de ballena entre la población. La campaña incluye la distribución gratuita de helado hecho con grasa de ballena, la publicación de libros de cocina y hasta una obra musical. Adicionalmente, durante el 2003 el gobierno nipón entregará 195 toneladas de carne de ballena a “proyectos de beneficencia pública”, que incluyen alimentación escolar con el fin de incentivar el gusto y consumo de este producto a pesar de los riesgos que ello representa para la salud humana.
Hasta el momento, la campaña gubernamental no ha obtenido los resultados esperados. La demanda continúa bajando y el precio de venta a distribuidores alcanzó sólo el 50% del valor conseguido en el año 2000. Un ejemplo de esta situación quedó reflejado el pasado 16 de diciembre, cuando la compañía Kyoshoku Co, especializada en el procesamiento de carne de ballena, se declaró en quiebra y solicitó protección judicial de sus acreedores después de abandonar los esfuerzos para fortalecerse nuevamente.
NOTA: Gracias a la presión ejercida por toxicólogos, organizaciones civiles y la ciudadanía, en 2001 el Ministro de Salud de Japón inició un estudio sobre los niveles de contaminantes en las ballenas minke del Pacifico Norte (y otras especies). El resultado de dicha investigación debería haber sido publicado en el segundo trimestre de 2002, sin embargo su divulgación parece estar detenida.
Fuente: WDCS, Safety First, Japan Today