24 de noviembre de 2011 – Una coalición de diez organizaciones internacionales de conservación y bienestar animal expresaron su malestar y consternación por las recientes matanzas de cientos de delfines calderones en la localidad de Funningsfirdi, Islas Faroe.
En carta dirigida a Kate Sanderson, directora de pesca del Ministerio de Relaciones Exteriores de las Islas Faroe, las organizaciones denunciaron los altos riesgos que el consumo de carne, grasa y órganos de estos mamíferos marinos representa para la salud humana y calificaron los lineamientos de seguridad alimentaria implementadas este año por el gobierno de las Islas como “absolutamente inadecuados”.
En Mayo pasado diversos representantes de la coalición visitaron las Islas Faroe, reuniéndose con oficiales de diversos sectores gubernamentales. Posteriormente el gobierno local adoptó nuevos lineamientos sobre los riesgos para la salud asociados al consumo de delfines calderones que ignoran los resultados a largo plazo de las investigaciones científicas en la materia. Además expresaron preocupación porque el gobierno ha fallado en implementar importantes cambios legislativos para incrementar el bienestar animal respecto a los métodos de matanza de los delfines. Los miembros de la coalición afirmaron que la débil respuesta del gobierno afecta negativamente los temas de salud pública y bienestar animal.
En la carta, las organizaciones cuestionaron el altísimo número de delfines cazados desde 2010. Más de 1700 animales han sido asesinados a pesar de las advertencias realizadas por oficiales médicos sobre los altos niveles de contaminantes tóxicos en los productos derivados de estos mamíferos marinos. Sin embargo los lineamientos en salud pública implementados en Junio pasado por el gobierno Faroes sólo recomiendan limitar su consumo sin aplicar diversas recomendaciones de funcionarios de la salud pública quienes aconsejan eliminar estos productos de la dieta.
La coalición alertó que las nuevas pautas en salud no se ven reflejadas en el significativo aumento de delfines asesinados, cuyos restos generan un excedente de productos comerciales mucho mayor a lo que la población podría consumir de manera segura.
Las organizaciones también señalaron su preocupación por el bienestar animal, incluyendo evidencias que el gancho y el cuchillo ballenero continúan siendo utilizados a pesar que las autoridades afirmaron haber implementado nuevas técnicas de matanza “mas humanas”. Agregaron que los participantes en estas matanzas carecen de control para monitorear el bienestar de los animales, los cuales sufren altísimos niveles de estrés y agonías que pueden extenderse por varias horas antes de morir.
Finalmente las organizaciones llamaron la atención sobre la envergadura de estas matanzas después que el gobierno local afirmara que son sustentables sin contar con información reciente sobre el estado de la población. La última estimación poblacional data de inicios de la década de 1990 y el gobierno Faroes no considera las crecientes amenazas que enfrentan los cetáceos como cambio climático, contaminación química y acústica, pesca incidental, colisión de embarcaciones, y pérdida y degradación del hábitat, entre otros.
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