Tras la exportación de cerca de 600 kilos de carne de ballena desde Islandia a Japón anunciada a inicios de noviembre, el secretario de comercio de los Estados Unidos, Gary Locke declaró el martes pasado que su país “se opone fuertemente a la provocación de Islandia hacia la moratoria sobre la caza comercial de ballenas”.
Locke agregó que “es complejo que Islandia continúe practicando la caza comercial de ballenas fuera de los limites de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), sin control de sus miembros o análisis científicos de parte del Comité Científico de la CBI”.
Desde 1986 las cuotas de caza comercial de ballenas se mantienen en cero gracias a la moratoria adoptada por la CBI en 1982 que prohíbe la matanza comercial de estos mamíferos marinos a nivel global. Sin embargo, Islandia y Noruega continúan practicando operaciones de caza comercial pues mantienen una objeción que los exime de cumplir con esta medida. Por su parte, Japón socava la moratoria auto otorgándose permisos especiales para matar ballenas con supuestos fines de investigación científica, incluso de especies En Peligro y en zonas designadas como santuarios de ballenas.
De acuerdo a las autoridades de EE.UU., Islandia habría capturado 273 ballenas durante los últimos dos años, ignorando las recomendaciones del Comité Científico de la CBI que ha advertido que la matanza de más de 46 ballenas de esta población al año podría ser insostenible.
Aunque Islandia no ha respondido formalmente a la condena del gobierno norteamericano, en Agosto si dejó su posición clara durante las conversaciones sostenidas para la posible integración de Islandia a la Unión Europea (UE) cuyos miembros advirtieron que las prácticas balleneras podrían mantener a Islandia fuera de la unión. En dicha oportunidad, el ministro de pesca islandés, Jon Bjarnason, afirmó que “la ballenería es parte de nuestra existencia y si a la UE no le gusta, esa es su decisión”.
Por su parte, la comisionada de EE.UU. ante la CBI, Mónica Medina, afirmó esta semana que “Islandia ignora la moratoria mundial sobre la caza comercial, así como la prohibición global sobre el comercio internacional de carne de ballena. La matanza de cientos de ballenas y la exportación de cerca de 600 toneladas de carne de ballena de aleta a Japón, es un claro mensaje que no están interesados en la conservación ni cooperación internacional.”
Bajo la legislación de EE.UU. existen herramientas que permiten la aplicación de sanciones domésticas contra gobiernos que socavan la efectividad de los acuerdos internacionales de conservación. Locke indicó que su gobierno esta evaluando posibles respuestas domésticas ante la escalada ballenera de Islandia.
Fuente: International Business Times