La imagen de una ballena franca austral saltando sobre una pequeña embarcación a vela en las costas de Sudáfrica, recorrió las portadas y los titulares del mundo, después que el incidente fuera captado en imágenes y video por pasajeros a bordo de otras naves aledañas.
Tras la ruptura del mástil como consecuencia del impacto, los pasajeros del velero, Paloma Werner y Ralph Mothes, afirmaron considerarse afortunados por no haber sufrido lesiones mayores o perdido la embarcación. No obstante, el incidente es un recordatorio de la importancia de contar con medidas de regulación que eviten este tipo de encuentros con ballenas.
De acuerdo a Werner y Mothes, avistaron la ballena por primera vez a unos 100 metros de distancia y pensaron que ésta navegaría por debajo de la embarcación, cuando repentinamente el inmenso animal salió varios metros del agua aterrizando sobre un costado de la nave marina y desapareciendo posteriormente bajo el agua.
Sin embargo, tras el primer avistamiento del cetáceo la pareja no realizó una maniobra básica para evitar colisión entre ballenas y embarcaciones marinas, como es la mantención del motor encendido en neutro. Esto porque uno de los principales sentidos sensoriales de las ballenas no es la visión sino el sonido. Adaptadas durante millones de años al ambiente marino – donde muchas veces escasea la visibilidad y la luz – las ballenas utilizan el sonido para orientarse, comunicarse y encontrar su alimento, entre otros.
Adicionalmente, el departamento de Asuntos Ambientales de Sudáfrica, inició una investigación después que varios testigos presénciales afirmaran que la nave violó las regulaciones de acercamiento a la ballenas, que establecen un mínimo de 300 metros de distancia entre las embarcaciones marinas y las ballenas.
Para Elsa Cabrera, directora ejecutiva del Centro de Conservación Cetacea (CCC), “el accidente es un recordatorio de la urgente necesidad de regular adecuadamente el turismo de avistaje de ballenas en Chile con el fin de evitar situaciones que puedan amenazar tanto a los turistas como a los cetáceos observados”.
Cabrera recordó que el 2009, la Subsecretaría de Pesca coordinó un grupo de trabajo multidisciplinario para el desarrollo de un reglamento general para el avistaje de cetáceos en Chile. La iniciativa nació luego de la adopción de la ley 20.293 de protección a cetáceos que fue aprobada por unanimidad tras la campaña “Chile 2008, Santuario de Ballenas” realizada por CCC, el Centro Ecoceanos y la Confederación Nacional de Pescadores Artesanales de Chile, (CONAPACH).
Bajo la ley de protección a cetáceos, o ley cetacea, las actividades de avistaje de estos mamíferos marinos en el país deben estar reguladas por un reglamento con medidas orientadas a garantizar la seguridad de los pasajeros, la sustentabilidad a largo plazo de la actividad, la protección de los cetáceos observados y la consolidación del país como destino emergente del turismo de avistaje de ballenas de alta calidad a nivel mundial, entre otras.
De acuerdo a Cabrera, quien participó activamente en el grupo de trabajo conformado por la Subsecretaría de Pesca, “el reglamento no alcanzó a ser adoptado por el gobierno de la ex presidenta Bachelet por lo que corresponde a la administración del actual presidente, Sebastián Piñera, ejecutar su aprobación e implementación. Esperamos que esto suceda a la brevedad con el fin de iniciar la temporada estival 2011 con regulaciones para el correcto avistamiento de estos gigantes marinos y contar con las herramientas necesarias para evitar eventos como el ocurrido en Sudáfrica”.