Un proyecto de acuerdo para pedir al Ejecutivo que nuestro país defienda un sistema de protección de los recursos de krill en la zona Antártica presentaran los parlamentarios de las Comisiones Unidas de Pesca y Medio Ambiente.
Así lo afirmó el senador Antonio Horvath, presidente de dicha instancia quien recalcó que, la próxima semana, se reunirán en Australia, los países firmantes de la Convención sobre la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCAMLR, por sus siglas en inglés), “donde Chile debe jugar un rol preponderante en la defensa de este recurso”.
Explicó que esta convención entró en vigencia en 1982 como parte del Sistema del Tratado Antártico y como una forma de responder a la fuerte expansión de la extracción del krill en los años setenta.
El legislador añadió que, en su calidad de integrante de la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento Latinoamericano (Parlatino), impulsará iniciativas para que los países del continente y del Caribe que son miembros de la CCAMLR, también adopten similares acuerdos en sus respectivos Parlamentos.
Las Comisiones Unidas de Pesca y Medio Ambiente escucharon las exposiciones de los representantes de la Coalición Antártica y de Océano Austral sobre la necesidad de regular la pesquería del krill Antártico, ya que no está sujeta a los mismos criterios de conservación y administración de las restantes pesquerías comerciales conducidas bajo la CCAMLR.
El senador Antonio Horvath expresó que ambas organizaciones “nos han traído todos los antecedentes con respecto al krill antártico que es una especie que, cada día, tiene mayor valor económico porque a través de su harina y aceites se alimenta la acuicultura en el mundo, lo cual es muy relevante para Chile”.
Explicó que el interés por la pesquería de krill antártico comenzó en la década de 1960, cuando se proyectaron capturas totales por 150 millones de toneladas. En 1980 se experimentaron mayores capturas de krill por parte de la flota pesquera soviética, alcanzando medio millón de toneladas.
Sin embargo, desde el 2000 la mayor demanda de krill antártico proviene de la industria de la acuicultura que ha sufrido el aumento de los precios y la disminución de la oferta de harina y aceite de pescado.
Del mismo modo, el alto contenido de ácidos grasos como el Omega 3 y los bajos niveles de contaminantes, convierten al krill antártico en una alternativa más atractiva para los consumidores de complementos alimenticios que los productos producidos a base de otras especies de marinas. Las poderosas enzimas hidrolíticas del krill antártico tienen un uso potencial para la industria farmacéutica.
Por estas razones, dijo el senador Horvath, existe “una gran presión sobre este recurso y es fundamental regularlo a través de todos los países que conformamos la Convención sobre la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos. Varios países queremos legislar sobre las pesquerías y actividades de ese sector de manera de conservar la Antártica como un área prístina importante desde el punto de vista ambiental del planeta”.
Recalcó que en nuestra legislación “todos los recursos pesqueros están protegidos, menos el krill, en circunstancias que es la base alimentaria de las demás especies, tales como, pingüinos, petreles, albatros, focas, y ballenas. Es decir, hay un riesgo creciente que se suma a los efectos del cambio global que baja los nutrientes que mantienen al krill”.
Fuente: Senado de la República de Chile, Departamento de Prensa