12 de Noviembre de 2003 – Una flota ballenera compuesta de cinco embarcaciones zarpó el pasado 7 de noviembre desde el puerto japonés de Shimonoseki, rumbo a la Antártica, con el objetivo de cazar más de 400 ballenas minke austral con supuesto fines científicos.
La expedición que se extenderá hasta Abril de 2004, forma parte del cuestionado programa de caza científica, JARPA (Japan Antarctic Research Programme), desarrollado por el gobierno de Japón desde 1987 en aguas del Océano Austral.
NATURALEZA COMERCIAL DE LOS PROGRAMAS CIENTIFICOS
Los programas de caza científica desarrollados por Japón en la Antártica y el Pacifico Norte han sido altamente cuestionados debido a la naturaleza comercial de las operaciones balleneras y la falta de argumentaciones científicas sólidas que justifiquen el desarrollo de dichos programas.
En 1986 la Comisión Ballenera Internacional(CBI) implementó una moratoria sobre la caza comercial de todas las especies de ballenas, debido al inminente colapso de las poblaciones ocasionado por la ballenería industrial.
Un año mas tarde Japón inició el programa de caza científica en la Antártica y desde entonces, ha cazado miles de ballenas en el Océano Austral, las cuales terminan a la venta en supermercados y restaurantes nipones.
UTILIZAR O NO UTILIZAR
De acuerdo al Instituto de Investigación de Cetáceos (ICR por sus siglas en inglés) – entidad afiliada al gobierno japonés y encargada de dirigir los programas de caza científica – la información obtenida será utilizada para validar las justificaciones que promueven la ‘reanudación de la utilización de los recursos naturales’.
El gobierno japonés afirma que algunas poblaciones de ballenas se encuentran recuperadas y que por lo tanto deben ser ‘utilizadas sustentablemente’ como lo establece la Convención de la CBI firmada en 1946. Para Japón, la ‘utilización del recurso ballenero’ se limita a la caza y captura de especimenes, y no reconoce otras actividades económicas desarrolladas después de la firma del tratado – como el turismo de observación de ballenas o whalewatching – ya que ‘la CBI no tiene competencia legal sobre ésas actividades’.
Sin embargo esta argumentación carece de validez para muchas naciones que actualmente desarrollan actividades científicas y económicas relacionadas al uso no letal de las poblaciones de ballenas, pues afirman que las operaciones de caza (científica o comercial) representan una amenaza al derecho soberano de los países de ‘utilizar los recursos naturales’ mediante metodologías verdaderamente sustentables, que no agotan el recurso, son más rentables que la ballenería comercial y no afectan el derecho de las otras naciones a disfrutar de los beneficios socioeconómicos del mismo ‘recurso compartido’.
Fuente: The Sydney Morning Herald, CCC