La investigación, realizada entre 1994 y 2001 por el ecologista David Lusseau de la Universidad de Aberdeen de Inglaterra, se centró en una comunidad de 62 delfines nariz de botella (Tursiops truncatus) que habitan las aguas de Nueva Zelanda.
Mediante fotografías de las aletas dorsales, Lasseau identificó individualmente los delfines que componen la red social de diferentes grupos que interactúan entre sí. Posteriormente y mediante técnicas matemáticas, Lasseau y la investigadora norteamericana Ann Arbor intentaron identificar auqellos individuos fuertemente cohesionados con los diversos grupos que componen la red social de los delfines sujetos a estudio.
De acuerdo a los resultados de la investigación, el grupo de delfines se dividen en dos sub comunidades sutilmente unidas por algunos delfines que ocupan posiciones centrales dentro de la red social. La captura o desaparición de estos individuos podría ocasionar la desintegración del grupo, ya que actúan como un importante nexo entre ambas comunidades, manteniendo la estructura social de la red.
La hipótesis planteada por Lasseau pudo ser comprobada cuando dos individuos claves de la red social desaparecieron y el grupo se dividió en dos comunidades independientes que volvieron a reagruparse en cuanto estos individuos regresaron al lugar.
Los resultados sugieren que las comunidades animales pueden ser muy vulnerables a la pérdida de individuos claves.
En el caso de la industria del cautiverio de delfines, la captura de animales con fines deentretenimiento, terapias asistidas o estudios científicos, amenaza la estructura social y la cohesión existente entre distintos grupos de cetáceos.
Fuente: Biology Letters