Representantes de organizaciones civiles, operadores de turismo, pescadores artesanales, agricultores y comunidades indígenas, junto a la diputada Jenny Álvarez y el concejal de Ancud Rodolfo Norambuena expresaron su rechazo al proceso de participación ciudadana realizado por el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) de Los Lagos en relación al proyecto industrial Parque Eólico Chiloé, así como su oposición a la magnitud y localización del proyecto que industrializará el noroeste de Chiloé.
Al respecto la diputada electa, Jenny Álvarez afirmó que a pesar de estar de acuerdo con las energías renovables no convencionales, este tipo de proyectos industriales no brindan ningún beneficio para la comunidad local y que esta posición es apoyada por su colega, el diputado Fidel Espinoza, quien también ha expresado su rechazo a la construcción del Parque Eólico Chiloé.
Respecto a la participación ciudadana, Álvarez afirmó que ésta no ha sido efectiva ni tampoco ha incorporado a todas las comunidades como debería hacerlo un proyecto de esta magnitud. Considerando los impactos negativos del proyecto sobre la biodiversidad, el turismo y el sector productivo, la diputada electa afirmó su compromiso para que una vez asumido su cargo, el proyecto sea analizado por la Comisión de Medio Ambiente de la cámara baja, así como a presentar las preocupaciones y argumentaciones de los movimientos sociales al próximo ministro de Medio Ambiente, Pablo Badenier.
Por su parte el concejal de Ancud, Rodolfo Norambuena, reafirmó su oposición histórica al proyecto y aseveró que la vocación de la comuna de Ancud es el turismo y no la generación de proyectos industriales de energías renovables, aclarando que en ningún caso se opone a la energía eólica sino al modelo de desarrollo de producción energética, el lugar donde busca ser emplazado y a quién finalmente favorece el proyecto.
Norambuena también aclaró que el proyecto Parque Eólico Chiloé no va a bajar el costo de la electricidad para los hogares ancuditanos, que la energía generada será exportada al continente y tampoco generará empleos en la comunidad, por lo que la campaña Salvemos Mar Brava cumple un importante rol en desmitificar supuestos beneficios promovidos por este tipo de proyectos.
Sobre el proceso de participación ciudadana Norambuena agregó que éste “deja mucho que desear ya que las observaciones que pueda realizar la comunidad pueden llegar a parar a un basurero porque no son resolutivas ni vinculantes”. Finalmente reafirmó su compromiso con el territorio ancuditano para un desarrollo sustentable y afirmó que el trabajo serio y responsable realizado por las organizaciones civiles “debe ser respetado pero por sobre todo escuchado por las autoridades”.
Destino Turístico Mundial
La zona de influencia del proyecto, que busca emplazar 42 aerogeneradores de 120 metros de altura cada una en un área de alta sensibilidad para vender esa energía al sistema interconectado central, es uno de los principales destinos de turismo sostenible comunitario de la región de Los Lagos gracias a su belleza escénica, biodiversidad y cultura milenaria. La escala industrial del proyecto amenaza décadas de esfuerzo para consolidar el noroeste de Chiloé, que en 2009 fue reconocido a nivel internacional por la principal guía de viajes, Lonely Planet, como el tercer mejor destino turístico mundial.
Al respecto Luz María Oyarzo, presidenta de Ecoturismo Puñihuil, afirmó que el modelo comunitario y asociativo de turismo en Puñihuil no sólo genera beneficios para los operadores involucrados sino para toda la comuna de Ancud. Destacó que a diferencia de proyectos industriales como el Parque Eólico Chiloé, el turismo es una actividad transversal que “cuando se hace de manera ordenada y planificada, beneficia a toda la cadena productiva asociada a la actividad turística como la hotelería, la gastronomía, el comercio y el trasporte”.
Oyarzo destacó que tanto la calidad de vida como la plusvalía de los terrenos se verán afectados por la construcción de un proyecto que no genera ningún beneficio local. También reducirá significativamente el número de turistas ya que todas las encuestas demuestran que los visitantes llegan al noroeste de Chiloé motivados por el paisaje. “Eso es lo que valora la gente, nadie va a venir a ver una torre eólica, menos los turistas extranjeros que llegan al área atraídos por su biodiversidad y belleza escénica, y que representan el 48 por ciento del número total de visitantes”.
Participación Ciudadana Deficiente
El proyecto que fue suspendido en 2012 por la Corte Suprema de Puerto Montt debido a graves irregularidades en su aprobación por parte del SEA Los Lagos, fue reingresado al sistema de Evaluación de Impacto Ambiental por la empresa chileno-sueca Ecopower el pasado 13 de diciembre. Sin embargo el proceso de información a las comunidades sobre los mecanismos para presentar observaciones – que dura 60 días hábiles – se inició recién el día 40 y se ha caracterizado por ignorar las preocupaciones de la comunidad sobre los impactos sociales, ambientales y económicos que tiene un proyecto industrial de esta envergadura en una zona rural que además es uno de los principales destinos turísticos de la región.
La falta de voluntad de las autoridades ambientales regionales para socializar adecuadamente los mecanismos de participación ciudadana e implicancias del Parque Eólico Chiloé ha aumentando la desconfianza de la comunidad en el SEA Los Lagos, dirigido por Alfredo Wendt, quien también participó en la controvertida e irregular aprobación del proyecto en 2011 mediante una simple Declaración de Impacto Ambiental.
Al respecto Gicella Saldivia, coordinadora del Movimiento por la Defensa del Territorio Mar Brava-Lacuy, afirmó que la campaña Salvemos Mar Brava está orientada a proteger los derechos de los habitantes del noroeste de Chiloé frente a un proceso de evaluación ambiental que no brinda ningún tipo de garantías puesto que no incorpora de manera efectiva a comunidades campesinas y rurales que serán directamente afectadas por la construcción del parque eólico industrial. Saldivia agregó que “no confiamos en el trabajo del Servicio de Evaluación Ambiental, pues este proyecto ya fue aprobado por este servicio cuando se presentó por primera vez con una DIA (Declaración de Impacto Ambiental).”
Por su parte Camilo Saldivia de la comunidad indígena Aucaco, afirmó que no todas las comunidades indígenas están a favor del proyecto, y detalló que sólo son tres quienes se han expresado a favor. Saldivia también denunció que su comunidad no está siendo considerada en la consulta indígena.
Amenazas Económicas
Respecto a los impactos negativos que el proyecto industrial Parque Eólico Chiloé tendrá sobre importantes actividades productivas realizadas en la zona de influencia del proyecto, Lorenzo Cárdenas, del sindicato de macheros de Mar Brava, representando a más de 150 familias afirmó que económicamente el proyecto industrial Parque Eólico Chiloé representa una grave amenaza económica debido a que la instalación de 42 torres eólicas de más de 130 metros de altura y 30 metros de base en la playa de Mar Brava generará alteraciones irreparables en la reproducción de las machas, puesto que las semillas se alojan en el borde marítimo donde se emplazan las torres. Su emplazamiento podría significar “pérdidas millonarias para cientos de familias y miles de personas de la comuna de Ancud que procesan y exportan este recurso hacia Europa” agregó Cárdenas.
Finalmente Alvaro Montaña, de la ONG chilota Centro de Estudios para la Conservación del Patrimonio Natural (CECPAN) fue enfático en concluir que “el emplazamiento del proyecto no es el adecuado, el área posee en la actualidad un valor patrimonial arqueológico, paisajístico, turístico y de biodiversidad, el proyecto generará impactos en el precio de la tierra, en el valor ambiental de los ecosistemas e impactos en la salud humana, sin duda el mejor uso posible del territorio no es un parque eólico, considerando además que esto no significará empleo, ni una generación de energía para Chiloé ”
Fuente: Campaña Salvemos Mar Brava