La Haya, Holanda. 02 de Julio de 2013 – Japón inició su ronda de argumentos orales ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en La Haya (Holanda) por la demanda presentada por Australia en relación a la denominada caza “científica” de ballenas que ese país realiza en la Antártica, afirmando que durante esta semana demostrará que cumple con sus obligaciones internacionales.
Sin embargo, las sucesivas presentaciones de los expertos legales de la delegación japonesa se orientaron más bien a cuestionar la jurisdicción de la CIJl frente al caso, caracterizar la política anti ballenera de Australia como la responsable de llevar a la Comisión Ballenera Internacional (CBI) “al borde del colapso” y atacar las acciones que la organización internacional Sea Shepherd realiza durante la temporada de caza “científica” de ballenas para evitar las matanzas.
La presentación japonesa dejó en claro que las matanzas que realiza en el Océano Austral tienen como único fin la reanudación de la caza comercial de ballenas en la Antártica. Afirmó que los programas de investigación de caza “científica” de ballenas se iniciaron después de la moratoria sobre la caza comercial porque el conocimiento sobre los animales y el ecosistema antártico era muy limitado y la única forma de continuar reuniendo la información es mediante capturas letales. Agregó que matan las ballenas en la misma áreas que utilizaban durante la ballenería comercial porque es allí donde buscan reanudar la caza comercial de ballenas en el futuro y que los datos que reúnen sirven para demostrar que la caza comercial de ballenas es posible.
Luego reiteró que el objetivo de JARPA II es desarrollar un programa de caza comercial de ballenas de múltiples especies en el Océano Austral. Sin embargó omitió que todas las aguas del Océano Austral fueron declaradas Santuario de Ballenas en 1994 con el apoyo de todos los miembros de la CBI, a excepción de Japón. Bajo la CBI la caza comercial de ballenas queda completamente prohibida en esta zona independientemente del estado de conservación de las especies de ballena. Japón afirma que Australia quiere imponer su visión cultural y emocional de las ballenas, sin embargo Japón es el único miembro de la Comisión que no apoya la creación del santuario y unilateralmente caza ballenas con supuestos fines “científicos” para encubrir operaciones balleneras de carácter comercial, ignorando el fuerte rechazo y continuos llamados de la comunidad internacional a detener las matanzas.
A pesar que Japón insiste en que el caso es legal y científico la mayoría de las presentaciones se enfocaron en criticar la política anti ballenera de Australia, creando una falsa imagen que ésta es una posición aislada que no es compartida por otros miembros de la Comisión. Por el contrario, las argumentaciones científicas y legales expuestas por la delegación australiana la semana pasada son compartidas por un significativo número de países como lo demuestran decenas de resoluciones, decisiones y propuestas adoptadas o presentadas en la CBI.
Japón también acusó a Australia del fracaso en 2010 del proceso de negociación para definir “el futuro de la CBI” que buscaba eliminar la moratoria sobre la caza comercial y legitimar la caza “científica” de ballenas en el santuario de ballenas del Océano Austral. Pero nuevamente omitió mencionar que la propuesta fracasó porque la mayoría de los miembros de la CBI rechazaron el acuerdo, incluido el mismo Japón. El 26 de abril de 2010 el Ministro de Pesca de la época, Hirotaka Akamatsu, arponeó la propuesta ballenera afirmando publicamente que ésta iba en contra de los requerimientos de Japón, y que “…no podemos aceptar una reducción de las operaciones balleneras antárticas”.
Luego la delegación de Japón afirmó que la mayor víctima de Australia es la CBI, como lo habría evidenciado el rechazo en 2012 de la Comisión a la cuota de captura de caza de subsistencia aborigen de ballenas por parte de Groenlandia (representado por Dinamarca en la CBI) que habría llevado a ese país a seguir adelante con las matanzas fuera del marco de la CBI. Nuevamente la visión de Japón no concuerda con lo sucedido en la CBI puesto que la cuota fue rechazada debido al carácter comercial de las capturas y el incumplimiento de los requerimientos de la CBI para esta modalidad de caza. Justificar la continuación de estas matanzas a pesar de la decisión de la Comisión refleja muy bien los objetivos de Japón de utilizar la CIJ para intentar validar operaciones balleneras que violan tanto la moratoria como el santuario de ballenas del Océano Austral. Frente a las consecuencias que este caso tendrá en la conservación de las ballenas y la gobernanza de los océanos resulta preocupante pensar ¿quién será la mayor víctima de Japón si su visión es compartida por los jueces?
Hacia el cierre de los alegatos, Japón arremetió contra las acciones de la organización internacional Sea Shepherd, calificándolas de eco terrorismo y piratería. También criticó a Australia por minimizar la influencia de dicha organización en la reducción de ballenas capturadas por Japón estos últimos años.
Japón cerró su primera ronda de argumentaciones afirmando que el caso de Australia no es más que una cruzada moral anti ballenera que politiza la ciencia y colapsa la CBI. Sin embargo es la unilateral y agresiva política ballenera de Japón la que mantiene cautiva a la CBI, sin ninguna capacidad de evolucionar hacia las necesidades e intereses actuales de una gran mayoría de países; y son los deficientes resultados científicos entregados por Japón para justificar la matanza de más de 10 mil ballenas durante más de 20 años los que terminan politizando la ciencia.
Fuente: Centro de Conservación Cetacea