18 de Junio de 2013, Reykjavik, Islandia – A pesar de la condena mundial a la caza comercial de ballenas, Islandia reanudó la controversial caza de ballenas de aleta, una especie que se encuentra clasificada En Peligro por la Unión Mundial para la Conservación de la Naturaleza (IUCN).
De acuerdo a un portal internacional, dos naves balleneras islandesas – Hvalur 8 y Hvalur 9 – habrían zarpado el domingo para capturar 154 ballenas de aleta, la segunda especie de mayor tamaño después de la ballena azul. En 2010 Hvalur hf, la única empresa islandesa dedicada a la matanza de ballenas de aleta, capturó 148 ejemplares de la especie. Luego detuvo sus operaciones por dos años argumentando que Japón – único mercado existente para la carne – estaba desintegrado debido a las consecuencias del terremoto y tsunami de 2011.
Sin embargo en Mayo pasado Kristjan Loftsson, dueño de Hvalur hf, anunció que reanudaría la matanza de ballenas de aleta con una cuota de 154 ballenas, la cual podría aumentar un 20 por ciento en razón de la cuotas no utilizadas en años anteriores.
La caza comercial de ballenas se encuentra prohibida desde 1986 por la moratoria global adoptada por la Comisión Ballenera Internacional (CBI) y el comercio internacional de carne y productos de ballenas también se encuentra prohibido a nivel global por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora (CITES). Sin embargo Islandia y Noruega continúan cazando ballenas con fines comerciales y exportando partes de estos animales pues mantienen reservas u objeciones a estas medidas de conservación.
Desde 2006 Islandia ha conducido operaciones balleneras de carácter comercial a pesar que no existe un mercado interno significativo para la carne ni tampoco plantas procesadoras en el país. La carne es exportada a Japón como materia prima, donde tampoco existe un mercado importante para el consumo humano. Prueba de ello es que hasta hace pocas semanas, ésta estaba siendo utilizada por una compañía nipona para producir alimento para perros. Tras una campaña de denuncia realizada por varias organizaciones civiles, la empresa japonesa desistió de continuar produciendo y comercializando estos productos.
Adicionalmente, tras una campaña internacional que reunió más de un millón de firmas alrededor del mundo, las autoridades de Holanda anunciaron que cerraría el puerto de Rotterdam y trabajarían para cerrar otros puertos de la Unión Europea a toda nave que los utilice para transferir carne de ballena exportada desde Islandia a Japón.
Por otra parte, durante los últimos años Estados Unidos ha amenazado a Islandia con sanciones económicas debido a estas operaciones balleneras, pero hasta la fecha éstas no se han concretado.
Fuente: AFP, Sigrún Daviosdóttir’s Icelog