A pocas semanas del inicio de la 64ta reunión anual de la Comisión Ballenera Internacional, compartimos el llamado de una ballena polar, escrito en 1850, para detener la matanza de estos magníficos gigantes marinos.
En 1850, hacia el fin del periodo conocido como ‘ballenería yanqui” el capitán de una nave ballenera escribió “Apelación de una Ballena Polar”. El artículo, narrado desde la perspectiva de una ballena franca de Groenlandia, es un llamado a nombre de la Nación de las Ballenas para poner fin a la matanza. Fue publicado ese año en un diario norteamericano y hasta hace muy poco estuvo archivado en el museo de Nueva Bedford (Massachusetts, Estados Unidos).
A pocos días de decidirse el futuro de las ballenas en Panamá, reproducimos extractos de este llamado en castellano, el cual a pesar de los años continua más vigente que nunca.
Apelación de una Ballena Polar
15 de Octubre de 1850
Mar de Anadir, Pacífico Norte
Sr. Editor,
En nombre de mi especie, permita a esta habitante de los océanos, apelar a través de su columna a los amigos de las ballenas en general.
Algunos de los habitantes más antiguos de este mar hemos sostenido una reunión para abordar nuestra seguridad, y evitar si es posible, el destino que espera a nuestro Género alrededor del mundo.
Hablo con desprecio de la crueldad practicada por nuestros enemigos sedientos de sangre, que armados con arpones y lanzas no respetan edad ni sexo. Multitudes de ballenas de nuestra especie han sido asesinadas a “sangre fría”.
Nuestros enemigos se asombran ante nuestra conducta pacífica e inofensiva; nosotras los escuchamos gritar “allí sopla”, y nuestros corazones se acobardan al ver el brillo del acero reflejando los rayos del sol, consientes que en pocos momentos nuestra vida se escapará en chorros de sangre que se perderán en la profundidad del océano donde hemos vivido miles de años.
Jamás hemos sido entrenadas para luchar contra razas guerreras que navegan en grandes naves. Nuestras batallas eran con indígenas en simples canoas de piel de foca. Pero hoy escuchamos sobre desesperados encuentros entre monstruosos asesinos de ballenas y nuestras camaradas en otras latitudes. Algunas de ellas han decidido protegerse en bahías secretas. Otras, como los cachalotes de Japón, nos han visitado y contado sobre sus batallas y desastres; ellos nos han dicho que es inútil intentar contener el daño producido por los asesinos de ballenas.
Nosotras, las ballenas polares, somos una raza silenciosa e inofensiva, deseosa de vida y paz, pero desafortunadamente tememos que nuestro futuro esté condenado; hemos escuchado la amenaza que en una próxima temporada todas seremos “cortadas” y “comercializadas”. ¿No habrá compasión?
Escribo en nombre de mi masacrada y moribunda especie. Hago este llamado a todos los amigos de todas las razas de ballenas. ¿Debemos ser todas asesinadas a sangre fría? ¿debe extinguirse nuestra raza? ¿ningún amigo o aliado vendrá a vengar nuestra muerte? ¿les permitirán a nuestros rivales continuar matándonos otro año más?
Hemos escuchado del poder de la “prensa”; y rezamos para que nos brinden una líneas para dar a conocer al mundo nuestra penosa situación.
Suya hasta la muerte,
La Ballena Polar
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