10 de Noviembre de 2011 – Investigadores norteamericanos de la Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA por sus siglas en inglés) están realizando esfuerzos para determinar el estado de salud de la población de delfines nariz de botella en bahía Barataria, Luisiana, impactada por el derrame de petróleo de la empresa British Petroleum (BP) en el Golfo de Méjico.
Las ricas aguas de la bahía fueron campo de batalla en un intento de controlar el derrame del año pasado. La información reunida hasta ahora evidencia que cientos de delfines han muerto masivamente en diversos eventos ocurridos en el norte del Golfo de Méjico desde Febrero 2010.
La información es preocupante considerando que el primer evento de muerte masiva se produjo dos meses antes de que explotará la plataforma petrolera, sugiriendo que había contaminación antes de la explosión. La mortandad se agudizó luego durante el derrame, el cual ocurrió al principio del ciclo reproductivo de los delfines, cuando muchas de las poblaciones costeras de cetáceos se acercan a la playa. El tercer evento de varamientos – que incluyó significativas e inusuales concentraciones de crías nacidas muertas (mortinatos) y neonatos – sucedió al inicio de la temporada de reproducción, en Enero pasado.
Las investigaciones sugieren que la ingesta y/o inhalación de petróleo – en combinación con otros factores – podrían ser los responsables de las muertes de los delfines.
Mientras el número de mortinatos declinó al final de la temporada reproductiva, el de delfines varados aumentó más de seis veces sobre el promedio histórico mensual y a una velocidad similar a las muertes ocurridas durante el mismo derrame. En total, entre Febrero 2010 y Agosto 2011 han varado cerca de 500 delfines, casi todos muertos, cifra que no incluye los animales muertos y perdidos en el mar. Tan sólo en una semana, los investigadores encontraron cuatro delfines más, incluyendo una preñada y un par madre-cría en las playas de Alabama.
Para los investigadores, resulta difícil pensar en una mortandad en masa que haya durado tanto tiempo, afectado a tantos animales y acabado con tantas crías. Por ello consideran urgente determinar el estado de salud de los delfines nariz de botella del Golfo de Méjico. Decenas de grupos de delfines que habitan las aguas costeras del Golfo y estuarios forman comunidades separadas, muchas de las cuales son pequeñas y particularmente vulnerables. Sin embargo los especialistas no pueden detectar fácilmente efectos letales antes de la muerte de los animales, como daño en los órganos o inmunodeficiencia.
Más de 30 individuos nariz de botella han sido capturados temporalmente (y liberados) para realizar exámenes físicos con el fin de determinar posibles efectos sub-letales o crónicos producidos por el desastre de BP. Uno de los análisis permitirá identificar la presencia de un componente tóxico proveniente del petróleo (aceite de Macondo) que genera malformaciones en humanos y que podría ser la causa de muerte de las crías de delfín entre enero y junio pasado. El equipo de investigadores también realiza exámenes con ultrasonido para monitorear los órganos internos de los delfines y marcar la aleta dorsal con transmisores satelitales.
Esta información permitirá reunir datos sobre el comportamiento y desplazamiento temporal. Los resultados serán comparados con datos de la población de delfines de la bahía de Sarasota en la Florida, que no han sufrido exposición al aceite de Macondo.
Se espera que las investigaciones arrojen más luz sobre los varamientos masivos, se informe sobre las medidas de mitigación y se avance hacia la formalización de los responsables de esta catástrofe.
Fuente: Natural Resource Defense Council