Washington, Estados Unidos, 12 de noviembre 2008 (Reuters/AFP) — La Corte Suprema de Estados Unidos dictaminó el miércoles que la Marina puede utilizar sonares en sus ejercicios militares en la costa del sur de California, sin las restricciones impuestas para proteger a ballenas, delfines y otros mamíferos marinos.
La mayor instancia judicial del país le dio la razón al ejército, que consideraba que los intereses de la defensa nacional debían primar sobre las exigencias ambientales.
“Aunque los demandantes han mostrado daños irreparables producto de los ejercicios de entrenamiento de la Marina, cualquier daño de este tipo es compensado por el interés público y el interés de la Marina por el entrenamiento efectivo y realista de sus miembros”, explicó la Corte en su decisión, redactada por su presidente, John Roberts.
En el origen del caso está la constatación por parte de asociaciones de defensa del medio ambiente, y compartida por numerosos científicos, de que algunas frecuencias de sonar provocan sordera temporal a mamíferos marinos, desorientándolos y en muchos casos llevándolos hacia la costa, donde mueren.
En una serie de entrenamientos desde febrero de 2007 en la costa de California, la Marina ha usado un sonar de frecuencia media para detectar submarinos potencialmente enemigos.
El presidente estadounidense saliente, George W. Bush, ha intervenido en el caso, firmando una orden de excepción en beneficio de los militares, alegando que estos entrenamientos son de interés nacional y que una situación de “emergencia” le permitía pasar por encima de una decisión judicial en materia de medio ambiente.
En la audiencia a inicios de octubre, el abogado del Gobierno, Gregory Carre, reconoció sin embargo que un estudio preliminar de la Marina había mostrado que ese sonar podía perturbar a 170.000 mamíferos marinos, provocar “sordera temporal” a 8.000 ballenas y daños irreversibles a aproximadamente 430 de ellas.
Ante la solicitud del Consejo de defensa de los recursos naturales (NRDC), un tribunal federal californiano concluyó en agosto de 2007 que la utilización de ese sonar representaba, “casi con certeza”, un “peligro irreversible” para el medio ambiente, y ordenó en enero de 2008 a los militares tener en cuenta ese peligro.
En su decisión este miércoles, la Corte Suprema estima que este tribunal “se extralimitó en su poder discrecional” al ordenar a los militares reducir el nivel de frecuencia del sonar y de apagarlo por completo cuando detectan un mamífero marino en un perímetro de dos kilómetros.
Los dos jueces de la minoría insisten por su parte en la cuestión subyacente en este caso: la separación de poderes.
Ruth Ginsburg recuerda en efecto que, en el inicio, la Marina estadounidense no respetó la ley. Según la ley estadounidense sobre el respeto del medio ambiente, debía brindar un informe completo sobre los riesgos ecológicos que podían crear sus entrenamientos antes de comenzar a usar el sonar. Y la Marina se limitó a un informe preliminar.
“No hay ninguna duda que los entrenamientos (de la Marina) sirven a intereses cruciales pero estos intereses no autorizan a la Marina a violar una orden legal”, aseguró la jueza.
Interrogada por AFP, la Marina estadounidense no quiso comentar por ahora la decisión judicial, mientras que el NRDC planeaba pronunciarse más tarde.