La condena internacional en contra de Japón debido a la expansión del programa de caza científica JARPA II en aguas del Santuario Ballenero Austral, que en la temporada 2005 capturó cerca de 1000 ballenas minke en el océano austral bajo el pretexto de “investigación científica” podría colocar a ese país en una difícil situación debido al reconocimiento del gobierno japonés de utilizar los productos obtenidos para la producción de alimentos para mascotas.
La determinación nipona se debe al sobre almacenamiento de más de 2,700 toneladas de carne de ballena producto de la significativa disminución de consumidores de carne y productos derivados de estos grandes cetáceos en el país oriental. Con el fin de continuar la expansión de las actividades balleneras fuera de toda regulación, a través de un resquicio legal que les permite auto otorgarse cuotas de captura con “supuestos fines científicos”, la asociación ballenera de Japón está impulsando una campaña orientada a promover el gusto por la carne de ballenas en escuelas del país y como alimento para mascotas. Un portal web que promueve la carne de ballena como alimento para mascotas muestra una imagen de un perro con el slogan: “yo soy Charlie y amo la carne de ballena, los cachorros la aman también.”
Para Elsa Cabrera, directora ejecutiva del Centro de Conservación Cetacea “el desesperado intento por justificar la caza de especies de ballenas que actualmente se encuentran protegidas internacionalmente debido a que sus poblaciones fueron drásticamente reducidas durante la balleneria comercial, evidencia que las razones culturales o científicas dadas por las autoridades niponas para justificar la captura de estos animales carecen de fundamento y refleja el espíritu netamente económico detrás de las operaciones balleneras. Esto es grave debido a que la continuación y expansión del programa científico japonés en la antártica constituye una amenazan para la recuperación y conservación de poblaciones de ballenas que son utilizadas y compartidas por los pueblos del hemisferio sur a través de metodologías no letales.”
El resultado de la disminución del consumo de productos de ballena en Japón ha generado la fuerte caída en su precio y el sobre almacenamiento de más de dos toneladas de carne de ballena. Una vez considerada como una rara delicadeza, un kilo de filete de ballena puede ser comprado actualmente en el mercado de Tokio por una tercera parte del precio de venta que tenía en 1999.
Fuente: CCC, WDCS