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El canto de las ballenas azules

A pesar de los avances de las investigaciones sobre grandes cetáceos, las ballenas azules                               (Balaenoptera musculus) continúan guardando secretos detrás de sus ‘cantos’ o vocalizaciones. De acuerdo a un reciente estudio desarrollado por los científicos Roger Bland y Newell Garfield, esto se debería a que los ejemplares de esta especie vocalizan siempre en un mismo tono.

Los resultados de la investigación, realizada sobre la cima de una montaña submarina ubicada unos 95 kilómetros fuera de las costas de California, EE.UU., se fundamentaron en el análisis de sonidos producidos por ballenas azules, que fueron registrados a través de hidrófonos (aparatos similares a micrófonos que permiten grabar sonido debajo del agua).

CANTOS PERFECTOS

Debido a que los investigadores solamente pueden ver los sonidos producidos por las ballenas a través de un espectrograma (aparato para visualizar sonidos), no tienen la certeza de cuál o cuántos individuos son los responsables de las vocalizaciones que detectan.

Sin embargo, la sobre posición de sonidos indicaría la presencia de más de un individuo. En este sentido, los investigadores sostienen que cuentan con suficiente evidencia como para diferenciar el canto de más de una ballena – aún cuando éstas vocalicen en el mismo tono – gracias a que se han reconocido dos llamados distintivos (A y B). De acuerdo al estudio, el llamado A consiste en una serie de pequeños pulsos similares a los de una persona haciendo gárgaras; y la llamada B, similar a un gemido largo y bajo. A pesar que el tono sería el mismo, el patrón de las vocalizaciones A y B presentarían pequeñas variaciones que permitirían detectar la presencia de más de un individuo.

LLAMADOS DE AMOR

En un intento para conseguir más detalles del por qué y para qué cantan las ballenas azules, un equipo del Instituto de Investigación Casacadia, la Institución Scripps de Oceanografía y la Sociedad Nacional Geográfica, están utilizando marcas acústicas y de video para seguir a estos elusivos mamíferos marinos.

Los resultados preliminares sugieren que serían los machos los responsables de las vocalizaciones, y que a pesar que no existiría variación en el tono de los cantos entre los individuos de una población, éstos si variarían entre diferentes poblaciones de ballena azul alrededor del mundo.

De esta manera, los científicos creen que los cantos podrían estar relacionados con conductas como el apareamiento y la reproducción.

Otro dato interesante arrojado por la investigación es que las vocalizaciones de las ballenas azules habrían bajado cerca de medio Hertz por año durante los últimos 20 a 30 años. Sin embargo, se desconoce el motivo de este cambio.

AZULES EN PELIGRO

La información histórica y presente disponible sobre la población de ballena azul es imprecisa. Sin embargo, se estima que para finales del siglo XIX la población global era de unos 300 mil animales. Para el momento en que la especie fue finalmente protegida por la Comisión Ballenera Internacional (CBI) en 1966, el número de ballenas azules se había reducido drásticamente a unos 10 mil individuos. Actualmente, diversos científicos afirman que la población de ballena azul es incluso más baja.

Por este motivo, las organizaciones científicas y de conservación marina buscan monitorear sistemáticamente la especie, con el fin de poder determinar con la mayor certeza posible si se está recuperando o no. En este sentido, la identificación individual de ballenas azules a través de sus vocalizaciones, podría ayudar a los conservacionistas en sus actividades de monitoreo. Sin embargo, esta tarea todavía presenta ciertas dificultades que imposibilitan estimar una población de ballena azul a través del sonido, ya que no existe una relación confiable entre el número de ballenas avistadas y las vocalizaciones registradas.

La información reunida servirá para avanzar en el desarrollo de mecanismos de identificación individual a través del sonido que servirán para conocer más sobre la biología de esta especie que actualmente se encuentra en peligro de extinción.

Fuente: National Geographic