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Islandia disminuye número y especies de ballenas capturadas bajo supuesto programa de caza científica

Durante el 2003, el gobierno islandés anunció que reanudaría las operaciones de caza de ballenas con supuestos fines científicos, en una decisión que levantó duras críticas por parte de la comunidad internacional.

El programa, que incluía la captura de 100 ballenas Sei, 200 ballenas de Aleta y 200 ballenas Minke, fue drásticamente reducido a veinticinco ballenas Minke para el periodo 2004, de acuerdo a las últimas declaraciones realizadas el pasado 2 de Junio por el Ministro de Pesca islandés Arni Matthiesen.

Para Elsa Cabrera, directora del Centro de Conservacion Cetacea (CCC), “la decisión del gobierno islandés responde principalmente al fuerte rechazo de la comunidad internacional a las operaciones balleneras, a la presión interna ejercida por los operadores de turismo de avistaje de ballenas y a la disminución del consumo de carne de ballena debido a los altos niveles de contaminantes encontrados en los productos derivados de los cetáceos”.

En tanto, el Centro Ecoceanos afirmó que “esta es una clara señal de que el gobierno islandés entendió la decisión de la ciudadanía internacional de detener la matanza de ballenas, comenzó a verdaderamente tomar en cuenta la información científica de la Comisión Ballenera Internacional y esta dando un poderoso ejemplo a las naciones conservacionistas para que no se dejen presionar por el interés de la industria pesquera y del gobierno japonés que continúa impulsando la caza ballenera”.

“Invitamos al gobierno chileno a mantener su postura de protección de los cetáceos y a continuar siendo un ejemplo de independencia en sus decisiones sobre esta materia a nivel internacional”, afirmó Ecoceanos.

PROGRAMA CIENTIFICO DEFECTUOSO

El gobierno de Islandia afirma que el programa de investigación es necesario para conocer los hábitos alimentarios de las ballenas, pues éstas podrían ser responsables de la disminución de los recursos pesqueros. Sin embargo, durante la pasada reunión de la CBI realizada en Berlín (Alemania), 39 especialistas del Comité Científico de la CBI calificaron la propuesta islandesa como “deficiente en casi todos los aspectos”.

Adicionalmente, en Septiembre de 2003, veintitrés países presentaron una declaración formal al Gobierno de Islandia, solicitando la detención inmediata de las operaciones de caza científica de ballenas, siendo Chile el único país sudamericano miembro de la CBI, que no se adhirió a esta acción. La declaración calificaba al programa de caza científica como “injustificado e innecesario” y destacaba que “las operaciones de caza científica de ballenas constituyen un acto contrario al espíritu de la moratoria sobre la caza comercial de ballenas y a la voluntad de la Comisión”.

Al respecto Elsa Cabrera de CCC agregó que, “esperamos que la decisión del gobierno islandés de disminuir su programa de caza científica sea una clara señal para que otros países miembro de la CBI, como Chile, consideren seriamente la necesidad de adoptar una posición definida ante temas tan delicados y controversiales como la caza científica de ballenas”.

SITUACION INTERNA

La gran oposición interna a la caza de ballenas ha sorprendido al Gobierno islandés. La Asociación de Operadores de Turismo de Avistaje de Ballenas (AOTAB), de ese país, ha dejado en claro que el regreso de Islandia a la caza de ballenas perjudica la reputación de este país y provoca un descenso del número de turistas.
El turismo se ha convertido en una de las principales fuentes de ingresos en Islandia en los años recientes y la observación de ballenas atrae a unos 72.000 turistas cada año, generando ingresos por unos 14,6 millones de dólares a la economía islandesa.

La decisión del gobierno islandés de reducir el número de especies y ballenas cazadas, no ha sido bien recibida por la AOTAB quienes buscan detener completamente todas las operaciones balleneras en aguas de ese país. Los operadores de turismo argumentan que los cazadores capturarán principalmente aquellos animales que se han acostumbrado a acercarse amigablemente a las embarcaciones de avistaje, por lo que cualquier actividad ballenera tendrá un impacto directo sobre animales que actualmente son utilizados con éxito en actividades turísticas.

Fuente: CCC