Menu Close

Tecnologías de guerra impactan ecosistema marino

De acuerdo con un estudio científico realizado en 2002 por investigadores de la Universidad de Columbia Británica (UBC por sus siglas en inglés) de Vancouver, Canadá, las nuevas tecnologías pesqueras brindan a la industria una impresionante perspectiva del océano que le permite navegar y ubicar sus presas de manera similar a los juegos de video.

La investigación revela que las nuevas artes de pesca, no dejarían espacio para una apropiada recuperación de las poblaciones de peces, llevando muchas especies marinas al borde de la extinción.

De acuerdo al informe, durante el siglo pasado el peso total de las especies de peces consumidas por el ser humano disminuyó en un 85% y continúa decreciendo a una tasa de un 2% o más al año y actualmente muchas especies de peces están siendo capturados hasta el último ejemplar.

TECNOLOGIAS BELICAS Y PESCA INDISCRIMINADA

Al final de la guerra fría, la Marina de EE.UU. hizo públicas tecnologías militares para realizar mapas mediante sonares muy superiores a las desarrollados hasta ese momento por la industria técnica civil. Desde entonces, la Inspección Geológica de los Estados Unidos ha utilizado esta tecnología para reproducir detallados mapas tridimensionales del suelo marino, revelando áreas para la explotación pesquera. Adicionalmente, sofisticados sistemas de posicionamiento geográfico satelital también fueron divulgados a la sociedad civil después de terminada la guerra fría.

La combinación de datos altamente precisos y mapas del suelo marino ha tenido resultados devastadores para las poblaciones de peces, ya que la industria pesquera identifica fácilmente las regiones donde capturar especies comerciales y los nuevos GPS permiten a las embarcaciones dirigirse eficazmente a esas áreas de explotación.

De acuerdo a Daniel Pauly, director de la investigación realizada por la UBC, la industria pesquera cuenta con la tecnología necesaria para extraer hasta el último pez de las áreas explotadas.

La información satelital no es la única que aumenta las capacidades de explotación de la industria pesquera. La Administración Nacional Oceanográfica y Atmosférica de EE.UU. (NOAA por sus siglas en inglés) suministra información a las flotas que cazan pez espada, mediante fotos satelitales que revelan las temperaturas de la superficie del mar alrededor de las áreas de pesca, debido a que dicha especie y el atún de aleta azul son atraídos a los lugares donde confluyen aguas frías y cálidas.

Adicionalmente, un gran número de embarcaciones utilizan ondas de sonido para localizar cardúmenes de peces comerciales, algunas redes cuentan con un sonar que permite dirigirlas alrededor de obstáculos geográficos y las líneas de pesca pueden mantenerse a la misma profundidad de la especie que se desea capturar.

En el caso del atún de aleta azul, su comercio es tan lucrativo que la industria pesquera contrata pilotos aéreos para localizar bancos de estos peces.

Para los científicos, actualmente la tecnología de pesquería industrial es tan eficiente, que no existen lugares lo suficientemente profundos, remotos o peligrosos que no puedan ser alcanzados.

PASADO, PRESENTE Y…¿FUTURO DE LOS PECES?

La investigación liderada por Pauly y sus colegas busca determinar el impacto ambiental generado por las nuevas tecnologías pesqueras durante los últimos 100 años, con el objetivo de obtener una perspectiva general de las poblaciones de peces. La primera etapa de la investigación se enfocó en el Atlántico Norte.

Los investigadores reunieron cuidadosamente miles de informes de los últimos cien años sobre capturas y desembarcos, provenientes de puertos alrededor del mundo. Sin embrago, un alto porcentaje de reportes de desembarco no contienen información sobre el origen de los peces o la ruta de navegación de las embarcaciones.

Con el fin de contar con la mayor cantidad de información posible, Pauly y su colega Reg Watson utilizaron la información sobre las especies desembarcadas para identificar las áreas que éstas habitan y de esa manera determinar la ruta de navegación de las flotas pesqueras. Posteriormente, los investigadores dividieron el Atlántico Norte en una grilla de 22.000 cuadrados con el fin superponer la información sobre capturas.

Los científicos encontraron que la cantidad de peces capturados en el Atlántico Norte se duplicó desde la década de los años 50, y los niveles de captura aumentaron ocho veces respecto a 1900.

El resultado ha sido el colapso de las pesquerías en el Atlántico Norte y alrededor del mundo. Actualmente, el número de peces en el Atlántico Norte es sólo un tercio del estimado para la década de los cincuenta y una sexta parte del número estimado para 1900.

El pronóstico tampoco es alentador, ya que Pauly afirma que la disminución del número de peces en los océanos es un proceso en aceleración.

SOBREEXPLOTANDO LA CADENA ALIMENTICIA

La industria pesquera se ha caracterizado por sobre explotar las especies comerciales y buscar rápidamente nuevas especies que reemplacen la que fue agotada. Gradualmente, las capturas se orientan hacia especies más y más pequeñas que se ubican en niveles menores de la cadena alimenticia. Esta acción altera completamente la estructura del ecosistema marino, ya que especies que solían ser presa se convierten en exitosas especies predadoras y prosperan rápidamente.

Durante la última década, las poblaciones de otras especies marinas como camarones, ostiones y cangrejos han aumentado considerablemente porque la industria pesquera ha sobre explotado las grandes especies de peces.

Las especies pequeñas son la base de la cadena alimenticia por lo que su desaparición significaría el colapso del ecosistema marino.

El estudio también afirma que los cambios producidos al ecosistema son tan dramáticos que incluso una moratoria sobre las pesquerías no sería suficiente para permitir la recuperación de ciertas poblaciones de peces.

Un estudio sobre más de 90 poblaciones de diversas especies de peces comerciales, como el bacalao, atún, abadejo, arenque, lisa, etc., reveló que las especies que fueron reducidas durante una sola década a menos del 60% de la población original, no lograron recuperarse incluso después de quince años.

Actualmente, existe la errada creencia de que los peces son menos propensos que las aves o los mamíferos marinos a la extinción, simplemente porque producen millones de huevos, asumiéndose que la población se recupera rápidamente. Pero esto no es verdad. Las poblaciones de peces han sido devastadas al nivel que el número de juveniles también se ha visto reducido, disminuyendo la capacidad reproductiva de la población. Adicionalmente, los juveniles están expuestos a caer en boca de otros predadores o redes pesqueras por lo que el número de animales que alcanzará la madurez sexual y se reproducirá con éxito es aún menor.

MEDIDAS DE CONSERVACION URGENTES

De acuerdo al estudio, para disminuir y eventualmente revertir la declinación de las poblaciones de peces es necesario crear más áreas marinas protegidas (AMP).

Éstas han demostrado ser una herramienta eficiente para la recuperación de ecosistemas severamente destruidos por las actividades humanas. Otras alternativas de recuperación de las poblaciones de peces es reducir la presión pesquera (tamaño y número de embarcaciones), implementar medidas de conservación que consideren hábitats y ecosistemas completos, y establecer cuotas de caza cero en las áreas devastadas.

Sin embargo para que tales medidas puedan ser implementadas es necesario que la sociedad civil se informe y participe activamente en la conservación de los océanos, por ejemplo, ejerciendo presión política cuando haya que oponerse a los intereses de la industria pesquera.

A pesar que los gobiernos debieran velar por los intereses de la sociedad y las generaciones futuras, las políticas pesqueras de diversas naciones suelen responder a necesidades económicas cortoplacistas de la industria, sin que la ciudadanía se percate debido al desinterés general sobre un tema que debiera ser prioritario cuando se considera que la vida del planeta depende de la salud del océano.

Fuente: National GeographicFishing Down Marine Food Webs (Daniel Pauly, Villy Christensen, Johanne Dalsgaard, Rainer Froese, Francisco Torres Jr.)