Islandia cerró la semana pasada la temporada 2010 de caza de ballenas con una captura total de 148 ballenas de aleta y 60 ballenas minke, equivalente a cerca de dos mil toneladas de carne y grasa de estos mamíferos marinos.
Aunque ambas especies se encuentran protegidas por la moratoria sobre la caza comercial de ballenas implementada por la Comisión Ballenera Internacional (CBI) en 1986, Islandia utiliza un resquicio legal o “reserva” para continuar con las matanzas anuales de ballenas, incluyendo especies En Peligro como la ballena de aleta.
Para Elsa Cabrera, directora ejecutiva del Centro de Conservación Cetacea, “la conducta de Islandia y otras naciones que continúan cazando ballenas a pesar de la moratoria, como Japón y Noruega, evidencia la urgente necesidad de avanzar hacia la modernización de la CBI y el cierre de los vacíos legales que son utilizados por estos tres países para mantener activa la decadente y anacrónica industria ballenera”.
Japón caza más de mil ballenas anualmente bajo el subterfugio de “caza científica” tanto en el Pacífico Norte como en las aguas del Santuario Ballenero del Océano Austral, incluyendo especies En Peligro como cachalotes y ballenas de aleta. Por su parte, Noruega realiza capturas comerciales en sus aguas jurisdiccionales debido a que mantiene una objeción en la CBI que lo exime de cumplir con la moratoria.
En junio pasado, tanto Australia como los países de América Latina que son miembros de la CBI – conocido como Grupo Buenos Aires – realizaron sendos esfuerzos para avanzar hacia la modernización de este organismo internacional, cuyos estatutos fueron redactados hace más de 60 años cuando el único uso dado a las ballenas era extractivo.
Sin embargo, la minoría de naciones balleneras compuesta por Japón, Islandia y Noruega, con el apoyo de países tradicionalmente conservacionistas como Estados Unidos y Nueva Zelanda, obstruyeron estos esfuerzos con el objetivo de promover una propuesta ballenera que buscaba eliminar la moratoria y legitimar la “caza científica” de ballenas en los Santuarios de Ballenas que finalmente fracasó gracias al rechazo de la mayoría de los miembros de la CBI.
Actualmente más de un centenar de países, incluido los países de la región latinoamericana generan más de dos mil millones de dólares al año gracias al turismo de avistaje de ballenas, una actividad que se ve amenazada frente a los crecientes esfuerzos de una minoría de naciones por reanudar la caza comercial de ballenas.
La próxima reunión de la CBI se realizará durante el segundo semestre del 2011.